CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE VALENCIA

Carta Pastoral
con motivo del 50º aniversario
de la declaración de título de PATRONA PRINCIPAL
de la Virgen de los Desamparados
¡Excelsa Patrona!

Queridos sacerdotes, miembros de la vida consagrada y fieles laicos:
No es fácil expresar con palabras todo lo que tiene mi corazón al hablar de la Virgen María. No sé si sabré trasladar por escrito todo lo que siento y quisiera deciros en estos momentos, pero no quiero que pase esta gran fiesta de la Mare de Déu dels Desamparats, sin haceros una invitación solemne y pública a abrir vuestras vidas ante la mirada maternal y fecunda de la Virgen Santísima.
Permitidme hablaros de una costumbre que tenéis, pero que viene muy bien para trasladarla después a otros aspectos de la vida. Sé que muchos de vosotros tenéis la sana costumbre de reuniros en familia con cierta frecuencia y pasar una jornada de encuentro y fraternidad. ¡Ojalá esta costumbre no la olvidéis nunca! Normalmente suele coincidir ese acto en domingo o un día festivo donde la familia se junta y comparte. Los hijos ya casados acuden con sus hijos y las diferentes generaciones intercambian impresiones. Sin duda alguna es un momento emotivo para todos. Cuidadlo y continuad haciéndolo, cuando aún están en vida vuestros padres y después entre vosotros. Es una acción que sana el corazón y nos da la posibilidad de hacernos unos entendidos en la fraternidad y en la comunión. Si además todo esto lo realizáis desde la fe en Jesucristo y acompañados por la Virgen María, estoy seguro que os traerá grandes e inmensas bendiciones. Esta costumbre la solemos trasladar a días festivos en que todos nos reunimos en torno a la Virgen María. ¡Qué admirable es ver también familias cristianas y parroquias que os acercáis cada cierto tiempo a realizar una visita a la "casa de nuestra Madre" como es la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados!
Esta reunión festiva, tenemos la oportunidad de vivirla con más amplitud dentro de muy pocos días. El próximo B de Mayo, como tenemos costumbre, la gran familia de la Iglesia valenciana, se reunirá en el día grande la fiesta de la Madre, que es un día de entusiasmo y fervor, de súplica y petición, de renovación de nuestra vida cristiana a ejemplo de nuestra Excelsa Patrona que hizo de su vida una oblación sincera y total a Dios. En este año, junto con todo el esplendor de los actos habituales, añadiremos la efemérides del 50e aniversario de la declaración del título a la Virgen de los Desamparados como Patrona primaria y principal de la región Valenciana, concedido por el Beato Papa Juan XXIII, siendo Arzobispo de Valencia el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Marcelino Olaechea, en el año 1961.
Esta fecha no puede pasar desapercibida para los cristianos, precisamente por ello, he considerado que merecía una especial reflexión que nos ayudase a comprender la hondura profunda que tiene este título de la Virgen, con que el Señor ha enriquecido a nuestra tierra valenciana. Lo primero que os invito a hacer es preguntarnos por el significado que tiene la figura de un patrón o como es este caso de nuestra patrona Nuestra Señora de los Desamparados. Etimológicamente hablando el término procede del latín patrônus y hace referencia a aquél que hace de defensor o protector. Tal vez se podría definir como protector que el Señor en su providencia amorosa, acerca a un pueblo o congregación, ya sea un santo, ya la Virgen o Jesucristo en alguna de sus advocaciones. Así pues, con la bula pontificia de declaración de la Virgen de los Desamparados como Patrona principal se quería significar el amparo protector que la Santísima Virgen ejercerá sobre toda la región Valenciana. ¡Qué bien expresan esto las antiguas láminas donde la imagen de la Mare de Déu aparece sobre la capital del Turia rodeada de campanarios! La mismísima Virgen, con la mirada atenta y el manto extendido, que se preocupa de cada uno de sus hijos. Y así lo ha sabido vivir el pueblo valenciano acudiendo a su Excelsa Patrona ante calamidades y epidemias, guerras y disputas, crisis y dificultades. Constantemente la Virgen está escuchando el clamor, tanto personal o colectivo, de un pueblo que grita y acude a su Basílica con multitud de intenciones y súplicas, haciendo de ese lugar sagrado el corazón de la ciudad y el corazón de toda la región valenciana, es un sitio emblemático por excelencia. A los pies de su imagen santísima están depositadas las lágrimas de los que sufren, la petición de salud para los enfermos, la esperanza de los pobres, la inocencia de los niños, el sosiego de los que no tienen paz, la fuerza de los que buscan trabajo, la acción de gracias de quien se sabe ayudado... Y también la gloria de Valencia, el orgullo de España, el honor de nuestro pueblo, la dicha de ser nuestra abogada defensora y espejo nítido donde se refleja una fe íntegra y coherente. Por eso, podemos decir llenos de entusiasmo que todos los hijos de la Comunidad Valenciana podemos estar satisfechos por tan gran protectora. La misma Virgen Santísima está constantemente intercediendo ante Dios presentándole todos nuestros ruegos y súplicas, y mostrándose como un "faro piadoso" que nos conduce hacia el puerto seguro, Jesucristo, el fruto bendito de sus entrañas. Por todo ello, ¡cuántas gracias debemos dar a Dios por habernos otorgado tan excelsa patrona!
Esta protección especial de la Santísima Virgen María, a lo largo de la historia de nuestra Archidiócesis, lo han manifestado los sucesivos arzobispos que han ejercido su ministerio episcopal bajo la atenta mirada de la Virgen de los Desamparados. De esta manera, D. Marcelino Olaechea y Loizaga (1946-1966) compuso esta bella oración a la Virgen conocida por todos.. "Ampáranos, Señora y Madre nuestra. Ampara a nuestras familias, a nuestros pueblos, a nuestra España, a nuestro mundo actual. Aleja guerra y discordias. Une los corazones divididos con la alegría de sentirse, junto a Ti, hijos tuyos. Da, a los que tienen y pueden, ojos de misericordia, y corazón abierto. Da a todos pan, abrigo y o.moroso hogar. Da salud a los enfermos, paciencia en el dolor a los que sufren, consuelo a los tristes, ilusión a quienes la han perdido. Aparta de las mentes el error, y de los corazones la debilidad. Mueve a los pecadores a volver en sí, y a los justos a virtud más alta. Haz que vivamos cantándote y que vayamos, con tu nombre en los labios, a contemplarte en la gloria junto a tu Hijo Jesucristo, que, con el Padre y el Espíritu Santo, vive y reina, Dios, por los siglos de los siglos. Amén".
También D. José M" García Lahiguera (1969-1978) supo reflejar en su vida un gran amor a la Virgen. En su presentación a los fieles de Valencia dijo en la homilía de la toma de posesión: "Amad a vuestro obispo. Con ello no haréis más que corresponder al inmenso amor que os tiene a todos y a cada uno vuestro obispo, que viene como padre para vivir con vosotros, y como pastor para morir por vosotros. Mi Reina y señora, Madre mía, Virgen de los Desamparados, ¡ampárame!". Y es impresionante leer el final de su testamento: “Doy gracias a mi Madre Inmaculada, Madre de la Iglesia, siempre Virgen María, Asunta a los cielos, Reina de mi corazón, Señora de mi vida, Dueña de todo mi ser, Madre de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, por haberme concedido para con Ella una tierna devoción mariana, filial, cariñosa, infantil, constitutivo característico de mi piedad. Consagrado a Ella desde mi nacimiento, de Ella como Mediadora Universal de todas las gracias espero confiadamente el perdón de mis pecados, la santidad de mi vida, mi perseverancia final y eterna salvación".
Mi querido hermano D. Miguel Roca Cabanellas (1978-1992), al cual la muerte le sorprendió de forma inesperada, también se dirigió a la Virgen de los Desamparados. He aquí un extracto de su última Misa d'lnfants del año 1991: "Como la sentimos presente y cercana pero no la podemos captar con nuestra mirada los cristianos nos hacemos imágenes de María, que nos ayudan a representarnos su presencia. Para los valencianos la imagen de la «Mare de Déu dels Desamparats» es, desde hace s$los, un signo «Mareta»".
En los escritos de mi último antecesor, D. Agustín cardenal García-Gasco y Vicente (1992-2009), también aparecen claras referencias marianas. Así se dirigía en su última Misa d'Infants en el año 2008, que versó en torno al 60s aniversario de la declaración universal de los Derechos Humanos: "Si Valencia tiene por Patrona a la «Mare de Déu dels Desamparats» aquí no caben racismos ni rechazos extrañas al querer de Dios... El nombre de nuestra Patrona en su advocación de Madre de los Desamparados puede ser comprendido también como «Madre del Amparo de los derechos humanos»".
Por último, yo tengo que dar gracias a Dios por haberme permitido tener una estrecha relación filial con María Santísima, a través de toda mi vida cristiana desde los primeros años de mi vida consciente, como en mi vida sacerdotal y episcopal. Ella ha estado presente de una manera singular en mi ministerio episcopal en las diferentes diócesis donde lo he ejercido. Aún recuerdo como un sello en mi corazón cuando en la mañana del 19 de abril de 2009, al llegar a Valencia puede besar la mano de su Imagen bendita. ¡Un momento entrañable y único que guardaré en mi corazón toda mi vida! Y así me dirigí a Ella en la vigilia de la Inmaculada del 2009 con esta oración de consagración, que hoy quisiera repetir con todos vosotros: «Santa María, Mare de Déu, lo mismo que sucedió en tu vida se está repitiendo en la mía: tu hijo Jesucristo se ha acercado a mi vida paro decirme: «Estoy contigo». Estas palabras me han turbado, pero Él ha seguido diciéndome: «No temas, lo que tú no puedes hacer con tus fuerzas, lo harás con mi gracia». Santa María, Mare de Déu, ayúdame a tener las mismas convicciones, sentimientos y reacciones que tuviste cuando Dios a través del ángel te dijo: «Alégrate, no temas». Sostenme con tu amor maternal como tú te sostuviste ante la noticia de que ibas a ser la Madre de Dios, con la firmeza de que la gracia de Dios también está conmigo. Santa María, Mare de Déu, (esta noche), ante tu imagen quiero hacer mi consagración a Dios poniéndome en tus manos y diciéndole tus mismas palabras: «Aquí estoy, hágase en mi según tu palabra». Al hacer esta consagración, pongo en tus manos de Madre todo lo que soy y toda lo que tengo. Santa María, Mare dels Desamparats, ruega por mí. Amén».
Así pues, vista la devoción sincera que el pueblo de Valencia manifiesta a su Excelsa Patrona, el bien espiritual que esto supone a los feligreses, el profundo arraigo histórico de esta advocación que ha dado entrañas a la misma cultura de este pueblo, por todo ello, para bien de la Archidiócesis y de la Iglesia universal dispongo que:
1) El domingo B de Mayo, solemnidad de la Virgen de los Desamparados, se rece el Ángelus, a la hora habitual, en todas las parroquias y lugares de culto de la Archidiócesis de Valencia dando gracias por el 50s aniversario de la declaración como Patrona Principal de la Virgen de los Desamparados de toda la Región Valenciana.
2) En todas las misas del fin de semana del 7 y 8 de Mayo se rece una petición pública pidiendo al Señor por el Papa Benedicto XVI, por todas sus intenciones, por su ministerio en la Iglesia. El Santo Padre ha concedido el Rosario de Oro a la Real Basílica para resaltar el 509 aniversario de la declaración del patronazgo de la Virgen de los Desamparados, le agradecemos esta distinción y este gesto de amor a esta querida Archidiócesis de Valencia.
3) Os invito a que el domingo 8 de mayo recéis el Santo Rosario para uniros a los misterios salvíficos de nuestro Señor Jesucristo, bajo la intercesión de la Virgen Santísima pidiendo especialmente por el aumento de las vocaciones a la vida sacerdotal. Que a ejemplo de María muchos jóvenes puedan decir: "Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad".
4) Como la devoción a la Virgen siempre ha estado unida al ejercicio de la caridad en favor de los más desamparados e inocentes, invito a que se realice un colecta especial para atender las necesidades de los más desfavorecidos, especialmente en estos tiempos donde hay tantas personas que sufren las consecuencias del desempleo. Al coincidir esta solemnidad con el 2º domingo de mes y como bien dispuso el Sínodo diocesano, invito a que la colecta se entregue a las Cáritas parroquiales, y en su defecto a cualquier institución benéfica de la Iglesia, resaltando el apoyo a las obras de caridad de la Archicofradía de la Virgen de los Desamparados. Esta será la mejor ofrenda que podamos hacer a la Virgen.
5) Como signo de alegría invito a que a las 13 horas, en todos los campanarios de la Archidiócesis, se realice un volteo general de todas las campanas.
6) En la actividad pastoral y catequética de las parroquias se deberá recordar esta efemérides, resaltando la importancia de la figura de la Virgen María en la Historia de la Salvación. Por eso os invito a que compartáis esta carta pastoral especialmente con los niños y jóvenes, para que puedan experimentar la maternal intercesión de la Virgen Santísima.
Con gran afecto y mi bendición

+ Carlos, Arzobispo de Valencia
Valencia, 6 de Mayo de 2011
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