PRIMER DÍA DE LA NOVENA EN HONOR DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN


Aunque le pese a Molina
y a los frailes de Regina,
al prior y al provincial,
al padre de los anteojos
sacados tenga los ojos
y él colgado de un peral,
a voces Reina escogida
todo el mundo en general
diga que sois concebida
¡Sin Pecado Original!


ORACIÓN

Décima a la Virgen María
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa,
Virgen Sagrada María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón,
mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.

POESÍAS A LA VIRGEN 1


Con motivo de la Novena de la Inmaculada Concepción vamos poner poemas que ensalzan las glorias de María, en esta ocasión va un poema que suele cantarse en Navidad como villancico.
Riu, riu, chiu
Atribuido a Mateo Flecha el viejo
Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guardó el lobo
de nuestra cordera.

El lobo rabioso
La quiso morder,
Mas Dios poderoso
La supo defender,
Quizole hazer que
No pudiesse pecar, (sic)
Ni aun original
Esta virgen no tuviera.

Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guarde el lobo
De nuestra cordera.

Este qu'es nasçido
Es el gran monarcha,
Christo patriarcha
De carne vestido.
Hanos redimido
Con se hazer chiquito,
Aunque era infinito,
Finito se hiziera.
Riu, riu, chiu.
La guarda ribera,
Dios guarde el lobo
De nuestra cordera.

Este viene a dar
A los muertos vida,
Y viene a reparar
De todos la cayda;
Es la luz del dia
Aqueste moçuelo,
Este es el cordero
Que San Juan dixera.
Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guarde el lobo
De nuestra cordera.

Muchas profecias
Lo han profetizado,
Y aun en nuestros dias,
Lo hemos alcançado,
A Dios humanado
Vemos en el suelo,
Y al hombre en el cielo
Porque el lo quisiera.
Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guarde el lobo
De nuestra cordera.

Mira bien que os cuadre
Que ansina lo oyera,
Que Dios no pudiera
Hazerla mas que madre;
El qu'era su Padre,
Oy d'ella nasçio,
Y el que la crio,
Su hijo se dixera.
Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guarde el lobo
De nuestra cordera

Yo vi mil garçones
Que andavan cantando.
Por aqui bolando
Haziendo mil sones,
Diziendo a gascones,
Gloria sea en el cielo,
Y paz en el suelo
Pues Jesús nasçiera.
Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guarde el lobo
De nuestra cordera.

Pues que ya tenemos
Lo que desseamos,
Todos juntos vamos
Presentes llevemos;
Todos le daremos
Nuestra voluntad,
Pues a se igualar
Con nosotros viniera (sic)


Riu, riu, chiu,
La guarda ribera,
Dios guarde el lobo
De nuestra cordera.

ESPERAR A CRISTO DE LA MANO DE SANTA MARÍA

El tiempo de ADVIENTO es para esperar a Cristo, y ¿qué mejor que esperarle de la mano de la Virgen Santísima? Porque ella nos enseña a esperarle en la intimidad.

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

Cada domingo de Adviento se encienden las luces que anuncian las etapas del itinerario hasta la Navidad. Como en años anteriores, colocaremos en el centro de nuestro hogar la corona con las cuatro velas. En el primer domingo de Adviento se bendice la corona cuando todos están reunidos y el padre dice la invocación que aquí se propone y, él mismo o uno de los hijos enciende la vela correspondiente. Entretanto se puede cantar una estrofa de un canto de esperanza o se guarda un sagrado silencio. 
Reflexionamos sobre esta frase del Evangelio “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14) que es como el lema del Itinerario de Renovación para este segundo año, y estamos precisamente reviviendo “el tiempo de las promesas”. Cada vela que encendamos es una etapa hacia el pleno cumplimiento de estas promesas en el nacimiento de Jesucristo.

Oración para bendecir la corona de Adviento y encender el primer cirio

Si hay niños pequeños, uno de los mayores o el padre o la madre explica a los niños el sentido de lo que se está haciendo con estas u otras palabras semejantes:

Al comenzar este nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con la que inauguramos también el tiempo de Adviento que nos llevará́ hasta la Navidad. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo; su color verde significa la vida y la esperanza. La corona de Adviento es, pues, un símbolo de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte, porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre y nos ha dado la verdadera Vida.
Encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona debe significar nuestra gradual reparación para recibir la luz de la Navidad. Por eso hoy, primer domingo de Adviento, bendecimos esta corona y encendemos su primer cirio. En este segundo año del Itinerario Diocesano de Renovación, el lema de este curso es “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” y estamos precisamente reviviendo “el tiempo de las promesas”. Cada vela que encendamos es una etapa hacia el pleno cumplimiento de estas promesas en el nacimiento de Jesucristo.
A continuación el padre, con las manos de toda la familia unidas y estando alrededor de la corona, dice la oración de bendición:

Oremos.
La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se acerca como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en tu venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, ocurrida hace poco más de dos mil años, te pedimos Señor que mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona con nuevas luces, a nosotros nos ilumines  con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.

Si tienen costumbre de orar en familia puede añadirse esta Oración universal que se irán repartiendo los miembros de la familia para hacerla entre todos.

Oración de los fieles
La madre o el padre:
Alegres por el anuncio de la venida del Señor, oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre, en la esperanza de encontrarle ya ahora y en el tiempo de nuestra total liberación.



Los hijos:


Para que visite su sana Iglesia, que camina a la luz de las promesas, le conceda la unidad y la libertad y la gobierne con su asistencia, roguemos al Señor.

Por todos los pueblos del mundo, para que reconociendo el bien precioso de la dignidad de las personas, puedan dar un rostro verdaderamente humano a la sociedad roguemos al Señor.

Para que con su venida cure los dolores de los enfermos, dé́ paz y alegría a cuantos carecen de ellas y libre al mundo de todos los males, roguemos al Señor.

Para que cuentos recordamos con piedad su primera venida merezcamos llegar, unidos en un mismo Itinerario de Renovación, con sentimientos de fiesta, a su gloriosa aparición al fin de los tiempos, roguemos al Señor.
La madre o el padre:
Te pedimos, Padre todopoderoso, que escuche nuestras oraciones y derrames sobre nosotros los dones de tu piedad; para que cuantos confían en la venida de tu Hijo, no pierdan la esperanza y se vean libres de todo mal. Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén. 

NUEVA FOTO DE LA MARE DE DÉU DEL MIRACLE



Y bien merece un fino poema:

A una imagen de la Virgen,
que estaba en una pared,
esto le dijo un devoto,
postrado a sus santos pies: 

Un ángel de culpa libre
quisiera, Señora, ser
para decir de la gracia
la plenitud que tenéis. 

De Adán el primer pecado
no vino en vos a caer;
que quiso Dios preservaros
limpia como para él. 

De vos el Verbo divino
recibió el humano ser;
que para vuestra limpieza
bastante probanza es.

La carne por el pecado
corrupción vino a tener,
y la vuestra, siempre
Virgen incorruptible se ve.

Condenó a dolores graves
en el parto a la mujer,
y vos Fénix sola fuiste
libre de dolor en él.

Pues quien todas estas leyes
pudo alterar y poner,
¿quién duda de que os librase
de muerte, divina Ester?

Decir que pudo y no quiso
parece cosa cruel
y puesto que Dios lo fuera,
con vos no lo había de ser. 

Demás que si bien fué gracia,
gracia con justicia fué;
que título tiene della
lo mucho que merecéis.

Que honrar el Hijo a la Madre
derecho divino es:
luego la misma justicia
pudo obligarlo también. 

Dios es justicia suprema,
no hay más ley que su querer;
todo cuanto quiere puede,
y esto quiso y pudo hacer.

Tomás de la Vega

MARÍA, PEREGRINA DE LA FE


He leído y me ha parecido bien colocarlo aquí, por lo estimulante que resulta para hacer la peregrinación que el Itinerario Diocesano de Renovación organiza y realiza en estos días de la Segunda etapa.

D. VICENTE ESTEVAN CLOQUELL
Párroco de Santa María de Cocentaina
Director espiritual de la Pía Unión


MARIA, PEREGRINA DE LA FE
«Feliz tú que has creído» (Lc. 1,45). lsabel proclama bienaventurada a María con ocasión de su visita y nos da la clave para presentarnos a la Madre del Señor como peregrina de la fe, que sigue las huellas de Abraham, quien por la fe obedeció y salió hacia la tierra que había de recibir en herencia, pero sin saber a dónde iba.
Como dijo el concilio Vaticano ll: «la bienaventurada Virgen avanzó en Ia peregrinación de la fe y mantuvo fielmente Ia unión con su hijo hasta Ia cruz» (Lumen Gentium, nº 58).
En cada situación humana de la Mare de Déu que nos presenta la Biblia, se pone en crisis su fe y tiene que cuestionársela. La Anunciación «es el punto de partida del camino de María hacia Dios», un camino de fe en el que no faltan sombras: el presagio de la espada que atraviesa el alma, el exilio en Egipto, la obscuridad interior, cuando Maria «no entiende» la actitud de Jesús a los doce años en el templo, pero «conserva todas estas cosas meditándolas en su corazón».
En la penumbra se desarrolla también la vida oculta de Jesús.
Ciertamente, en la vida de María no faltan las ráfagas de luz, como en las bodas de Caná, donde Cristo acoge la oración de su Madre y realiza el primer signo de revelación, suscitando la fe de los discípulos (cf, Jn 2, 1-12). En el mismo contrapunto de luz y sombra se sitúan las dos bienaventuranzas que nos refiere San Lucas: la que dirige a la Madre de Cristo una mujer de la multitud y la que destina Jesús a los que escuchan ta palabra de Dios y la cumplen (Lc 11,28).
La cima de esta peregrinación terrena en la fe es el Gólgota. En el Calvario María experimenta la noche de la fe, como la de Abraham en el monte Moria y después de la iluminación de Pentecostés, sigue peregrinando en la fe hasta la Asunción, cuando el Hijo la acoge en la bienaventuranza eterna.
La Iglesia contempla gozosamente a la Mare de Déu «como una purísima imagen de lo que ella misma, toda entera, ansía y espera ser» (SC 103). Ella sigue «precediendo» al pueblo de Dios. Su excepcional peregrinación de la fe representa un punto de referencia constante para todos. A ella nos dirigimos para que siga guiándonos hacia Cristo y hacia el Padre, también en la noche tenebrosa del mal y en los momentos de duda, crisis, silencio y sufrimiento.
La fe es la nota más característica de la actitud espiritual de María, que la abrió a la acción de Dios y permitió que el proyecto de Dios se realizara en ella y, por medio de ella, en todos nosotros. Cristo es el fruto de esa fe paradójica y heroica, que es don y conquista al mismo tiempo. Ella es la peregrina de la fe que da carne al Hijo de Dios y vive en su servicio.
También nosotros tenemos que cuestionarnos continuamente nuestra fidelidad al Señor. Cada problema, cada momento importante de nuestra vida es ocasión para que escuchemos a Dios y nos cuestionemos que es lo que Él quiere de nosotros en ese momento, cómo mejor podemos agradarle y honrarle. Mala señal sería que nos mantuviéramos siempre excesivamente seguros, indicaría que nos apoyamos más en nosotros y no nos abandonamos en las manos del Dios que siempre nos sorprende al ofrecernos algo nuevo.
Que, de la mano de la Mare de Déu y siguiendo su ejemplo como peregrina de la fe, sigamos el Itinerario Diocesano de Renovación, propuesto por el Sr. Arzobispo D. Carlos e iniciado el pasado miércoles de Ceniza.
Felicidades a la nueva Junta de la Pía Unión, presidida por José Manuel y Sofía. Que el Señor os conceda la gracia de que nos acerquéis a la Mareta, modelo de la Iglesia orante, que medita la Palabra de Dios y la cumple.
¡Visca la Mare de Déu!
Vicente Estevan Cloquell, Cura Párroco de Santa María.

ORACIÓN EN EL ACTO RELIGIOSO DE LAS ÚLTIMAS MIRADAS

ORACIÓN EN LA «MADRUGÁ» DE LAS ÚLTIMAS MIRADAS José Cascant Ribelles, en la noche del Jueves Santo, 14 de abril de 2022 MEDITACIÓN Her...