INMACULADO CORAZÓN DE LA VIRGEN MARÍA


Sábado posterior al segundo Domingo después de Pentecostés
EL INMACULADO CORAZÓN DE LA VIRGEN MARÍA
Memoria

Invitatorio
V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Ant. Escuchemos la voz del Señor y entremos en su descanso.
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Animaos los unos a los otros, día tras día, mientras dure este “hoy” (Heb 3, 13)
Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Se repite la antífona
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las cimas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Se repite la antífona
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Se repite la antífona
Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras."
Se repite la antífona
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."
Se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Se repite la antífona


Oficio de lectura
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era. Aleluya.
Esta invocación inicial se omite cuando el Oficio de lectura empieza con el Invitatorio.

HIMNO
Se puede tomar de Laudes o de Vísperas, según el momento del día en que se rece el Oficio de lectura.
O bien:
A caminar sin ti, Señor, no atino;
tu palabra de fuego es mi sendero
me encontraste cansado y prisionero
del desierto, del cardo y del espino.
Descansa aquí conmigo del camino,
que en Emaús hay trigo en el granero,
hay un poco de vino y un alero
que cobije tu sueño, Peregrino.
Yo contigo, Señor, herido y ciego;
tú conmigo, Señor, enfebrecido,
el aire quieto, el corazón en fuego.
Y en diálogo sediento y torturado
se encontrarán en un solo latido,
cara a cara, tu amor y mi pecado. Amén.

SALMODIA
Ant. 1. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Salmo 135 
HIMNO PASCUAL
Alabar a Dios es narrar sus maravillas (Casiano).
I
Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.
Él afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.
El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.
Ant. Sólo el Señor hizo grandes maravillas: es eterna su misericordia.
Ant. 2. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
II
Él hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.
Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.
Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.
Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.
Ant. Con mano poderosa, con brazo extendido, sacó a Israel de Egipto.
Ant. 3. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.
III
Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.
Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.
Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.
A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.
Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.
Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.
En heredad a Israel su siervo:
porque es eterna su misericordia.
En nuestra humillación, se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.
Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.
Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia. 
Ant. Dad gracias al Dios del cielo: él nos libró de nuestros opresores.

VERSÍCULO
V. Señor, enséñame tus caminos.
R. Instrúyeme en tus sendas.


PRIMERA LECTURA
Ciclo anual:
Del libro de Josué 24, 1-7. 13-28

RENOVACIÓN DE LA ALIANZA EN LA TIERRA PROMETIDA

En aquellos días, reunió Josué a todas las tribus de Israel en Siquem; llamó a los ancianos de Israel, a sus jefes, jueces y escribas, que se situaron en presencia de Dios. Josué dijo a todo el pueblo: 
«Esto dice el Señor, Dios de Israel: "Al otro lado del Río habitaban antaño vuestros antepasados, Teraj, padre de Abraham y de Najor, y servían a otros dioses. Yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del Río y le hice recorrer toda la tierra de Canaán, multipliqué su descendencia y le di por hijo a Isaac. A Isaac le di por hijos a Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la montaña de SeíR. Jacob y sus hijos bajaron a Egipto. Envié después a Moisés y a Aarón y herí a Egipto con los prodigios que obré en medio de él. Luego os saqué de allí. Saqué a vuestros padres de Egipto y llegasteis al mar. Los egipcios persiguieron a vuestros padres con sus carros y guerreros hasta el mar de las Cañas. Clamaron entonces ellos al Señor, el cual tendió una densa niebla entre vosotros y los egipcios, e hizo volver sobre ellos el mar, que los cubrió. Visteis con vuestros propios ojos lo que hice con Egipto; luego habitasteis largo tiempo en el desierto. Os he dado una tierra que no os ha costado fatigas, unas ciudades que no habéis construido y en las que, sin embargo, habitáis; os he dado viñas y olivares que no habéis plantado y de las que os alimentáis." 
Ahora, pues, temed al Señor y servidlo perfectamente con fidelidad; apartaos de los dioses a los que sirvieron vuestros padres más allá del Río y en Egipto, y servid al Señor. Pero, si no os parece bien servir al Señor, elegid hoy a quién habéis de servir: si a los dioses a quienes servían vuestros padres más allá del Río o a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitáis ahora. Que yo y mi familia serviremos al Señor.» 
El pueblo respondió: 
«Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses. Porque el Señor nuestro Dios es el que nos sacó de la tierra de Egipto, a nosotros y a nuestros padres, y el que obró tan grandes señales ante nuestros ojos y nos guardó por todo el camino que recorrimos y en todos los pueblos que pasamos. Él ha expulsado delante de nosotros a todos esos pueblos y a los amorreos que habitaban en el país. También nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios.» 
Entonces Josué dijo al pueblo: 
«No podréis servir al Señor, porque él es un Dios santo, un Dios celoso, que no perdonará vuestras rebeldías ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor para servir a los dioses extranjeros, él a su vez traerá el mal sobre vosotros, después de haberos hecho tanto bien.» 
El pueblo respondió a Josué: 
«¡No! Nosotros serviremos al Señor.» 
Entonces Josué les dijo: 
«Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido al Señor para servirlo.» 
Respondieron ellos: 
«Testigos somos.» 
Josué les dijo: 
«Entonces, apartad los dioses extranjeros que hay en medio de vosotros e inclinad vuestro corazón hacia el Señor, Dios de Israel.» 
El pueblo respondió a Josué: 
«Al Señor nuestro Dios serviremos, y a su voz atenderemos.» 
Aquel día, Josué pactó una alianza para el pueblo; le impuso decretos y normas en Siquem. Josué escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios. Tomó luego una gran piedra y la plantó allí, al pie de la encina que hay en el santuario del Señor. Josué dijo a todo el pueblo: 
«Mirad, esta piedra será testigo contra nosotros, pues ha oído todas las palabras que el Señor ha hablado con vosotros; ella será testigo contra vosotros, para que no reneguéis de vuestro Dios.» 
Por fin, Josué despidió al pueblo, y cada uno volvió a su heredad. 
Responsorio Jos 24, 16. 24; 1 Co 8, 5-6
R. ¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! * Serviremos al Señor, nuestro Dios, y le obedeceremos.
V. Aunque hay los llamados dioses en el cielo y en la tierra, para nosotros no hay más que un Dios.
R. Serviremos al Señor, nuestro Dios, y le obedeceremos.

Ciclo bienal:
Año II:
De la carta a los Filipenses 4, 10-23

GENEROSIDAD DE LOS FIELES PARA CON PABLO

Hermanos: Me he alegrado grandemente en el Señor de que por fin hayan florecido vuestros buenos sentimientos para conmigo. Ya los teníais, ciertamente, pero no se os presentaba oportunidad de manifestarlos. Y no es que lo diga obligado por mi penuria, pues ya he aprendido a bastarme a mí mismo en cualquier situación. Sé pasar necesidad y sé vivir en la abundancia. En cualquier situación que se presente, estoy bien entrenado: a tener hartura y a pasar hambre, a abundar y a tener escasez. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, muchas gracias por haberme socorrido con vuestros bienes en mi apurada situación.
Bien sabéis también vosotros, filipenses, que en los comienzos de vuestra evangelización, cuando salí de Macedonia, ninguna Iglesia, excepto vosotros, abrió cuentas conmigo de «Haber» y «Debe». Y, aun estando yo en Tesalónica, una y otra vez me enviasteis con qué atender a mi necesidad. No busco regalos, sino rentas que se vayan multiplicando a cuenta vuestra.
Tengo cuanto necesito y me sobra. Estoy en la abundancia después de haber recibido lo que me habéis enviado por manos de Epafrodito, ofrenda que suavidad, sacrificio acepto, agradable a Dios. En retorno, que mi Dios, según sus riquezas, os colme de bienes en todas vuestras necesidades con toda esplendidez en Cristo Jesús. Al Dios y Padre nuestro sea la gloria por todos siglos de los siglos. Amén.
Saludos en Cristo Jesús a todos y cada uno de los fieles. Os saludan los hermanos que están conmigo. Os saludan todos los fieles y en especial los de la casa del César. La gracia de Cristo Jesús, el Señor, sea con vuestro espíritu.
Responsorio Flp 4, 12-13; 2 Co 12, 10
R. Sé pasar necesidad y sé vivir en la abundancia, estoy entrenado a tener hartura y a pasar hambre: * todo lo puedo en aquel que me conforta.
V. Vivo contento en medio de mis debilidades y de las dificultades sufridas por Cristo.
R. Todo lo puedo en aquel que me conforta.


SEGUNDA LECTURA
De los sermones de san Lorenzo Justiniano, obispo
(Sermón X, en la fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen María: Opera 2, Venecia 1751, 38-39)

MARÍA CONSERVABA TODAS ESTAS COSAS EN SU CORAZÓN

María iba reflexionando sobre todas las cosas que había conocido leyendo, escuchando, mirando, y de este modo su fe iba en aumento constante, sus méritos crecían, su sabiduría se hacía más clara y su caridad era cada vez más ardiente. Su conocimiento y penetración, siempre renovados, de los misterios celestiales la llenaban de alegría, la hacían gozar de la fecundidad del Espíritu, atraían hacia Dios y la hacían perseverar en su propia humildad. Porque en esto consisten los progresos de la gracia divina, en elevar desde lo más humilde hasta lo más excelso y en ir transformando de resplandor en resplandor. Bienaventurada el alma de la Virgen que, guiada por el magisterio del Espíritu que habitaba en ella, se sometía siempre y en todo a las exigencias de la Palabra de Dios. Ella no se dejaba llevar por su propio instinto o juicio, sino que su actuación exterior correspondía siempre a las insinuaciones internas de la sabiduría que nace de la fe. Convenía, en efecto, que la sabiduría divina, que se iba edificando la casa de la Iglesia para habitar en ella, se valiera de María Santísima para lograr la observancia de la ley, la purificación de la mente, la justa medida de la humildad y el sacrificio espiritual.
Imítala tú, alma fiel. Entra en el templo de tu corazón, si quieres alcanzar la purificación espiritual y la limpieza de todo contagio de pecado. Allí Dios atiende más a la intención que a la exterioridad de nuestras obras. Por esto, ya sea que por la contemplación salgamos de nosotros mismos para reposar en Dios, ya sea que nos ejercitemos en la práctica de las virtudes o que nos esforcemos en ser útiles a nuestro prójimo con nuestras buenas obras, hagámoslo de manera que la caridad de Cristo sea lo único que nos apremie. Este es el sacrificio de la purificación espiritual, agradable a Dios, que se ofrece no en un templo hecho por mano de hombres, sino en el templo del corazón, en el que Cristo, el Señor, entra de buen grado.
Responsorio
R. No hay alabanza digna de ti, virginidad inmaculada y santa. * Porque en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.
V. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R. Porque en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.

Oración
Oh Dios, tú que has preparado en el corazón de la Virgen María una digna morada al Espíritu Santo, haz que nosotros, por intercesión de la Virgen, lleguemos a ser templos dignos de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.


Laudes
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era. Aleluya.
Esta invocación inicial se omite cuando las Laudes empiezan con el Invitatorio.

HIMNO
Padre nuestro, 
Padre de todos, 
líbrame del orgullo 
de estar solo.

No vengo a la soledad 
cuando vengo a la oración, 
pues sé que, estando contigo, 
con mis hermanos estoy; 
y sé que, estando con ellos, 
tú estás en medio, Señor.

No he venido a refugiarme 
dentro de tu torreón, 
como quien huye a un exilio 
de aristocracia interior. 
Pues vine huyendo del ruido, 
pero de los hombres no.

Allí donde va un cristiano 
no hay soledad, sino amor, 
pues lleva toda la Iglesia 
dentro de su corazón. 
Y dice siempre «nosotros», 
incluso si dice «yo».

SALMODIA
Ant. 1. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Salmo 91
ALABANZA DEL DIOS CREADOR 
Este salmo canta las maravillas realizadas en Cristo (S. Atanasio).
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.
Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor, 
eres excelso por los siglos.
Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
Ant. Por la mañana proclamamos, Señor, tu misericordia y de noche tu fidelidad.
Ant. 2. Dad gloria a nuestro Dios.
Cántico Dt 32, 1-12
BENEFICIOS DE DIOS PARA CON SU PUEBLO
¡Cuántas veces he querido agrupar a tus hijos como la gallina cobija a los polluelos bajo las alas! (Mt 23, 37)
Escuchad, cielos, y hablaré;
oye, tierra, los dichos de mi boca;
descienda como lluvia mi doctrina,
destile como rocío mi palabra,
como llovizna sobre la hierba,
como orvallo sobre el césped.
Voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios.
Él es la Roca, sus obras son perfectas,
sus caminos son justos,
es un Dios fiel,  sin maldad;
es justo y recto.
Hijos degenerados, se portaron mal con él,
generación malvada y pervertida.
¿Así le pagas al Señor, 
pueblo necio e insensato?
¿No es él tu padre y tu creador,
el que te hizo y te constituyó?
Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán:
Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Dios,
la porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue el lote de su heredad.
Lo encontró en una tierra desierta,
en una soledad poblada de aullidos:
lo rodeó cuidando de él,
lo guardó como a las niñas de sus ojos.
Como el águila incita a su nidada,
revolando sobre los polluelos,
así extendió sus alas, los tomó
y los llevó sobre sus plumas.
El Señor solo los condujo,
no hubo dioses extraños con él.
Ant. Dad gloria a nuestro Dios.
Ant. 3. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!
Salmo 8
SEÑOR DIOS NUESTRO
Todo lo puso bajo sus pies y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo (Ef 1, 22).
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.

Cuando contemplo el cielo,
obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
Señor, dueño nuestro, 
¡qué admirable es tu nombre 
en toda la tierra!
Ant. ¡Qué admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra!

LECTURA BREVE Rm 12, 14-16a
Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un mismo sentir entre vosotros, sin apetecer grandezas; atraídos más bien por lo humilde.

RESPONSORIO BREVE 
V. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.
V. Mi lengua recitará tu auxilio.
R. Cuando salmodie para ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te aclamarán mis labios, Señor, cuando salmodie para ti.


CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Mi corazón y mi carne se alegran por el Dios vivo.
Benedictus Lucas 1, 68-79
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mi corazón y mi carne se alegran por el Dios vivo.

PRECES
Celebremos la sabiduría y la bondad de Cristo, que ha querido ser amado y servido en los hermanos, especialmente en los que sufren, y supliquémosle insistentemente diciendo: 
Señor, acrecienta nuestro amor.
Al recordar esta mañana tu santa resurrección,
te pedimos, Señor, que extiendas los beneficios de tu redención a todos los hombres.
Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano,
 y ofrezcamos nuestra jornada como un culto espiritual agradable al Padre.
Enséñanos, Señor, a describir tu imagen en todos los hombres,
 y a saberte servir a ti en cada uno de ellos.
Cristo, Señor nuestro, vid verdadera de la que nosotros somos sarmientos,
 haz que permanezcamos en ti y demos fruto abundante para que con ello sea glorificado nuestro Padre que está en el cielo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres. 
Con la confianza que nos da nuestra fe, acudamos ahora al Padre, diciendo como Cristo nos enseñó: Padre nuestro.


Oración
Oh Dios, tú que has preparado en el corazón de la Virgen María una digna morada al Espíritu Santo, haz que nosotros, por intercesión de la Virgen, lleguemos a ser templos dignos de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

La Hora intermedia se toma del sábado de la semana II del Salterio.
Las vísperas corresponden al DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO.

¿MARÍA ES UN CAPRICHO ARBITRARIO DE DIOS?

Las líneas que siguen son la respuesta que doy a un amigo muy estimado que me escribía lo siguiente:
"Querido Padre y Hermano:
Ayude mi ignorancia.
¿Cómo fue elegida María como madre de Jesús?
¿Fue decisión de Dios omnipotente, sin ninguna base, y Él, digamos, arbitrariamente, la hizo perfecta desde antes de su concepción?
¿O Dios, con su sabiduría infinita, conocedor de la vida de todas las mujeres de la historia de la humanidad, aun antes de que ellas hayan vivido, misteriosamente, escoge a una que es la perfecta y la hace aún más perfecta, también anticipadamente, sin pecado original?
Un abrazo."

Sinceramente, escribí la respuesta de una tirada, y va dirigida a un amigo; no se trata de un tratado teológico, sino de un deseo de cumplir una satisfacción intelectual. Hay muchas lagunas que deben ser rellenadas y dedicar mucho más espacio a la explicación detenida de algunos aspectos de la respuesta.

He aquí mi respuesta:

¿Cómo fue elegida María como madre de Jesús?
El “cómo” es una pregunta, cuya respuesta encontramos en Lc 1, 26-38, que reza con el siguiente tenor:
«26Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
28Y entrando, le dijo:
Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
29Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. 30El ángel le dijo:
No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios1; 31vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.
34María respondió al ángel:
¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?
35El ángel le respondió:
El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. 36Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, 37porque ninguna cosa es imposible para Dios.
38Dijo María:
He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.
Y el ángel dejándola se fue.»
Porque si pides otra respuesta que esté en la mente de Dios y no ha revelado, jamás te la podría contar ni el santo coro de los Apóstoles.
Ahora bien, este relato de san Lucas, corresponde a las promesas hechas por Dios en el Antiguo Testamento, de las cuales las más directas son:
«Entonces el Señor Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar."» (Gen 3, 14-15)
y:
«Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos:
"Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas".
Pero Ajaz respondió:
"No lo pediré ni tentaré al Señor".
Isaías dijo:
"Escuchad, pues, casa de David: ¿Acaso no os basta cansar a los hombres, que cansáis también a mi Dios? Por eso el Señor mismo os dará un signo. Mirad, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel.» (Is 4, 10-14)
Dios había hecho promesa de salvación al comienzo, con el primer pecado (llamado «pecado original»), pero curiosamente, al contrario de lo que podía entender cualquier ser humano, la salvación prometida por Dios iba a venir por medio de una mujer. En el Génesis hay que fijarse que antes de prometer la salvación, sanciona a la serpiente, el diablo, luego viene a sancionar la acción de la mujer pero con una promesa de salvación que será realizada por ella y por su linaje, no por el hombre. Si continuamos leyendo el Génesis, veremos cómo Dios sanciona al hombre con la condición penosa de su trabajo: «Al hombre le dijo: "Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás."  (Gen 3, 17-19). Esto significa dos cosas fundamentalmente: 1) que Dios quiere una salvación hecha por el único que la puede hacer: Dios mismo, para que sea una salvación efectiva y definitiva contra la “serpiente-demonio”, ese Dios mismo vendrá como Dios y de parte de Dios. 2) Pero será un Dios que tomará vida humana en la mujer, será de su linaje.
Con esto sacamos muy en claro que la salvación prometida por Dios no es realizada por iniciativa ni por la fuerza del hombre, el varón ha quedado al margen. Dios ya ha elegido a la mujer y ya tiene preparado el linaje de la mujer. Por tanto es una salvación que va a ser realizada por la mujer y por su linaje.
Esto no lo iban a entender jamás en el Antiguo Testamento, porque faltaba la revelación del cómo que nos cuenta san Lucas. Lógicamente el profeta Isaías vislumbra cómo puede ocurrir esto, designando una muchacha que humanamente no parece estar destinada para la maternidad, al menos de momento, pero que lo va a ser de manera inminente. Por tanto ya hay algo que nos hace suponer que en los designios de Dios todo está pensado, que nada va a dejarse a la improvisación ni a la arbitrariedad, sino a la gracia. Porque es necesario saber que gracia de Dios y arbitrariedad no son la misma cosa. Tampoco entra en los planes de Dios la improvisación, cuando ha dejado discurrir varios miles de años de historia humana para realizar la salvación2. Si Dios improvisara, probablemente, y para mí es algo seguro, jamás habríamos existido, pero esto es asunto de otro tema: pensamiento de Dios y existencia humana.

¿Fue decisión de Dios omnipotente, sin ninguna base, y Él, digamos, arbitrariamente, la hizo perfecta desde antes de su concepción?
Ya hemos quedado anteriormente que Dios nada improvisa; por tanto, nada en Dios es arbitrario, todo tiene su razón de ser, quizá para nosotros no todo es fácilmente explicable y todavía menos inteligible.
La base está dada por el pecado. Esa es la base fundamental. Toda la historia de la salvación discurre sobre dos ejes, el amor de Dios y el pecado del hombre, es una historia de amor y desamor. Un amor empedernido de Dios y una negación pertinaz del hombre al amor. En medio está el demonio que es personificación del Odio, el desamor total y absoluto. La ventaja del hombre sobre el demonio es que, aunque sea de modo imperfecto, el hombre siempre ama algo, aunque sea poco, intermitentemente y defectuosamente3, pero siempre tiene capacidad para amar, incluso el más malvado de los hombres.
En esta dinámica del Amor, Dios no improvisa sino que sale a favor del hombre desde el primer instante, y no se resigna a perderlo, como sí se resignó a perder al Ángel caído (¿qué tendrá el hombre para que Dios haya actuado de manera diferente?, sólo desde el Amor se puede entender la dinámica de Dios, y es que en el hombre, como dije anteriormente, todavía es posible el amor).
Dicha y confirmada esta base, hay que añadir que el amor nunca es indiferente, ni siquiera para Dios. De modo que cuando se ama, la capacidad de amar es infinita incluso en el hombre que es finito. En Dios, no obstante es infinitamente supremo y perfecto, de modo que Dios, al amar, ama a cada uno como cada uno necesita ser amado. Aquí es donde entra el misterio de la Encarnación, porque aquí estamos configurados todos. Dios ama como cada uno necesita ser amado. A mayor responsabilidad por loa misión encargada por Dios mayor es el amor. Porque el amor hay también predilección. Un hombre es capaz de amar mucho, pero a sus hijos los ha amado con un amor diferente y superlativamente mayor que a sus hermanos y amigos. Dios también tiene sus predilecciones, aunque nos ama a todos como cada uno necesita ser amado, ama como quiere a cada uno y para algunos siente amor de predilección, lo que no es una injusticia para nosotros, sino un derecho de Dios, ya que es libre al amar.
Cuando Dios había decidido que su Hijo eterno sería el Redentor, es decir, el linaje de la mujer que con la mujer pisotearía la cabeza de la serpiente, a la que tenía que ser Madre de su Hijo la amó por encima de todas las demás criaturas. Fue el Amor de Dios expresado en la máxima perfección de Dios hacia una de sus criaturas el que hizo pura, santa, inmaculada a la Madre de su Hijo desde el primer instante de su concepción.
Por tanto, no fue arbitraria, sino fruto del más perfecto amor de Dios sobre una de sus criaturas, la más excelente de cuantas criaturas han salido de la mente y la voluntad amorosa de Dios. No la hizo perfecta antes de la concepción, porque antes de la concepción María no era nadie, la hizo perfectamente pura, santa e inmaculada desde el primer instante de la concepción, porque el Amor de Dios no permitió que la mancha del pecado original no alcanzara a María.
Lo que en Dios era voluntad para todas criatura humana, que jamás conocieran el pecado y con él fueran siempre felices, lo consiguió en María en previsión de los méritos de Cristo, es decir, aplicó los méritos de su Hijo (eterno) que haría en la historia en una criatura al comenzar su historia para que su Hijo (desde el tiempo) realizara méritos eternos aplicables para toda la humanidad. A esto correspondió María con su “hágase en mí según tu palabra”, de modo que no fue sólo una criatura pasiva, recibiendo la gracia plena de Doios, sino una criatura agente en la acción salvadora de Dios, de ahí que María haya sido corredentora con Cristo desde el primer instante de su concepción.

¿O Dios, con su sabiduría infinita, conocedor de la vida de todas las mujeres de la historia de la humanidad, aún antes de que ellas hayan vivido, misteriosamente, escoge a una que es la perfecta y la hace aún más perfecta, también anticipadamente, sin pecado original?
Dios no escoge a una mujer de cuantas existen para hacerla perfecta y  así tener una Madre a su gusto, como no escoge a nadie de cuantos existen para encomendarles una misión en la tierra. Ése sería un concepto utilitarista de Dios sobre la vida de los hombres. Dios no utiliza a los hombres, porque la utilización de los demás es un modo de egoísmo, lo que en Dios resulta imposible. Más bien hay que pensar la vida de los hombres en el marco de la misión encomendada por Dios al venir a este mundo.
Habría que pensar que Dios nos tiene a todos presentes desde toda la eternidad, caso que así no fuera ninguno de nosotros hubiera jamás existido4.
En este sentido, en el plan de Dios, plan por consiguiente eterno, está María con su Hijo. No busca Dios entre las existentes, sino que la pensó con esa Misión tan alta. Si María es importante no es por la alta Misión que realizó, sino porque la aceptó sin condiciones de ninguna clase “he aquí la esclava del Señor”. Todos tenemos una misión de Dios, cada uno tenemos la nuestra, la aceptación incondicional de esa misión y su perfecta y libre realización nos convierte en perfectos, santos delante de Dios, gratos. Dice la Escritura que cayó en gracia delante de Dios:
«Y David halló gracia delante de Dios, y pidió el favor de hallar una morada para el Dios de Jacob.» (Hechos 7, 46)5.
Lo importante, pues, no es la misión, que ya de sí lo es, pero no todos podemos tener la misma misión, ni sólo hay que hacer una misión que todos la compartamos, sino que a cada uno asigna Dios una misión sumamente importante para nosotros; cumplirla como María, con plenitud de aceptación y perfectísimo cumplimiento es lo que nos hace santos y amigos de Dios. María tuvo su misión y Dios le concedió, porque quiso, no arbitrariamente, sino porque era conveniente6. Era conveniente la santidad de María porque en ella tenía que habitar la misma santidad en persona; era conveniente la santidad de María porque tenía que ser prototipo de la Iglesia santa; era conveniente la santidad de María porque tenía que cooperar plenamente en la Redención como Corredentora, siendo así que la sangre que nos redimió y la muerte del cuerpo que nos salvó había tomado carne en el seno de María y se había alimentado de la misma sangre que María, cuerpo entregado y sangre derramada (Cf. Lc 22, 19-20)7.
Por tanto, 1) no escogió una mujer perfecta, sino que la hizo perfecta desde el primer instante de su concepción para realizar la misión encomendada de ser la Madre del Redentor; 2) esta mujer, una vez, santificada, pudo, en uso de su libertad, negarse a realizar el plan de Dios (son muchos los hombres que reciben gracias de Dios para realizar su misión y éstos echan la gracia de Dios en saco roto8), sin embargo se convirtió en la esclava del Señor, sin condiciones, máxima perfección desde la cuna hasta la cruz9; 3) la fidelidad de María, como enseña la tradición y los escritos de los Santos Padres fue permanente durante el tiempo de su vida, se encontró en medio de los Apóstoles sosteniendo la fe de éstos en la espera de Pentecostés10; se estableció en Éfeso y en el Apocalipsis de San Juan aparece la mujer que representa a la Iglesia como la que va a dar a luz a un hijo “que debía regir todas las naciones con vara de hierro”, que es el Mesías, Cristo1; 4) la mujer que en la vida de la Iglesia siente las preocupaciones de sus hijos en este “valle de lágrimas” y obtiene de Dios el favor de manifestarse para instar a ser fieles a Dios; quien fue fiel puede pedir nuestra fidelidad, quien fue fiel es modelo de fidelidad, quien pide a Dios que nos conceda nuestra fidelidad.

NOTAS
1καὶ εἶπεν ὁ ἄγγελος αὐτῇ· μὴ φοβοῦ, Μαριάμ, εὗρες γὰρ χάριν παρὰ τῷ θεῷ.
2Si dejamos al Ramapithecus como un primate, no homínido, extinguido hace unos 8 millones de años, esperamos al género de los Australopithecus, aparecidos hace 6 millones de años, para ver a los primeros homínidos. Sin embargo, hace 2, 5 millones de años que aparece el género homo (habilis), hace 2 millones aparece el homo erectus, hasta la aparición del homo sapiens (hace aproximadamente 200.000 años). ¿Cuándo el hombre es el capaz de pecar y sujeto de salvación? Nos estamos refiriendo ya a Adán y Eva. Podríamos datarlo al homo de hace 80.000 a 30.000 años, que ya entiende de religión, el homo sapiens sapiens, quizá mejor que el neanderthalensis, porque hace enterramientos fúnebres y arte figurativo, lo que indica una cierta espiritualidad.
3Dios ama siempre perfectísimamente, porque Dios es Amor (1 Jn 4, 8-16; cf. Benedicto XVI, Carta Encíclica Deus Caritas est (25 de diciembre de 2005), es decir el Amor pleno y perfecto es Dios. El demonio es todo lo contrario, por ser oposición a Dios, es Odio, Rencor, Guerra, Violencia, Pecado; y no puede amar, ni siquiera a sí mismo. El hombre es capaz de amar, de percibir el amor de Dios, de participar del amor de Dios y a la vez de comulgar con el Odio, el Rencor, la Guerra y el Pecado; hay elementos vitales en el hombre en los que el amor se impone sobre el egoísmo y el odio, por ejemplo la paternidad, la fraternidad, el compañerismo, cualidades específicamente humanas, de las que ni Dios se ha querido eximir, siendo Padre, Hijo y Comunicándose al hombre.
4. Una diezmillonésima de segundo que Dios dejara de pensar en nosotros, no es que dejaríamos de existir, es que jamás hubiéramos existido. Sin Providencia de Dios nada es posible que se mantenga en el ser. Todos, los habidos, los actuales y los futuros estamos en la mente de Dios desde toda la eternidad. Es decir el Dios que no cabe en nuestra mente nos tiene a todos en la suya desde la eternidad hasta la eternidad, porque Dios es simple, Acto puro, perfectísimo y el que Vive, el alfa y omega, el principio y el fin, el que es. era y vendrá, el único que es Ser supremo y absoluto y nos mantiene a todos en el ser.
5ὃς εὗρεν χάριν ἐνώπιον τοῦ θεοῦ καὶ ᾐτήσατο εὑρεῖν σκήνωμα τῷ θεῷ Ἰακώβ. La palabra escogida es χάριν, la misma que se emplea en el texto de Lucas, lo hice constar en la nota 1: καὶ εἶπεν ὁ ἄγγελος αὐτῇ· μὴ φοβοῦ, Μαριάμ, εὗρες γὰρ χάριν παρὰ τῷ θεῷ. También Noé halló gracia delante de Dios (Cf, Gen 6, 8) para cumplir su misión. Esta gracia quiere decir que Dios favorece haciéndose presente; hallar el favor de Dios es que tanto Dios como la criatura están en perfecta sintonía para que ésta realice la misión que él le concedió, En María este favor fue pleno en su totalidad: κεχαριτωμένη (Lc 1, 28). Este kejaritōmnenē es un participio pasivo que lleva en su interior una expresividad de plenitus, la llena-de-gracia, más imposible, la totalidad de la gracia divina, la perfecta santidad.
6placuit, decuit, ergo fecit = quiso, convino, luego, hizo. Este axioma utilizado por los clásicos para explicar el dogma de la Inmaculada Concepción es adecuado. Dios quería tener una Madre como la que tuvo, era conveniente tener una Madre como la que tuvo, luego hizo una Madre como la que tuvo. ¿Acaso no hubiéramos hecho nosotros lo mismo con nuestra madre si hubiera estado en nuestro poder hacerlo? ¿O acaso nuestra mente, que si puede, no ha pensado que nadie ha tenido nunca, excepto Jesucristo, una madre como la nuestra, porque nuestra madre es la mejor de cuantas madres haya podido haber? Lo que la mente humana puede pensar no siempre lo puede hacer, lo que piensa la mente de Dios lo hace siempre necesariamente.
7. καὶ λαβὼν ἄρτον εὐχαριστήσας ἔκλασεν καὶ ἔδωκεν αὐτοῖς λέγων· τοῦτο έστιν τὸ σῶμα μου [[τὸ ὑπὲρ ὑμῶν διδόμενον· τοῦτο ποιεῖτε εἰς τὴν ἐμὴν ἀνάμνησιν.καὶ τὸ ποτήριον ὡσαύτως μετὰ τὸ δειπνῆσαι, λέγων· τοῦτο τὸ ποτήριον ἡ καινὴ διαθήκη ἐν τῷ αἵματι μου τὸ ὑπὲρ ὑμῶν ἐκχυννόμενον]]. Y tomando el pan, dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros; haced esto en memoria mía. Del mismo modo, después de cenar, tomó el cáliz, diciendo: Este es el cáliz de la nueva alianza en mi sangre, que será derramada por vosotros.
8. 2 Cor 6, 1.
9. Evangelios de la infancia de Lucas y Mateo; Evangelio de Juan: 2, 1-12; 19, 25-27.
10Hech 1, 13-14: “Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.
11Ap 12, 1-18.

ORACIÓN EN EL ACTO RELIGIOSO DE LAS ÚLTIMAS MIRADAS

ORACIÓN EN LA «MADRUGÁ» DE LAS ÚLTIMAS MIRADAS José Cascant Ribelles, en la noche del Jueves Santo, 14 de abril de 2022 MEDITACIÓN Her...