MISAS PECULIARES DE LA VIRGEN MARÍA

Esta sección contiene Misas peculiares de algunas advocaciones de la Virgen que no están ni en el Misal Romano ni en el Misal de la Virgen María, sino diseminadas en instituciones eclesiales que las tienen en sus propios particulares.


27 de junio
De las Misas propias de la Congregación del Santísimo Redentor
SANTA MARÍA DEL PERPETUO SOCORRO 

Solemnidad
Oración Colecta
Señor Jesucristo,
que nos has dado por Madre
pronta siempre a socorrernos,
a tu Madre María,
cuya imagen insigne veneramos;
te rogamos que,
implorando sin cesar su ayuda maternal, merezcamos experimentar perpetuamente los frutos de tu redención.
Tú que vives y reinas...


PRIMERA LECTURA
Lectura del Profeta Isaías 7, 10-14
En aquel tiempo, dijo el Señor a Acaz: -Pide una Señal al Señor tu Dios en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.
Respondió Acaz: -No la pido, no quiero tentar al Señor.
Entonces dijo Dios: -Escucha, casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres, sino que cansáis incluso a Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una Señal.
Mirad: la virgen está en cinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Emmanuel.
Palabra de Dios.


Salmo Responsorial     Salmo 70
R. En mi aflicción, ven en mi ayuda, Señor.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame.

R. En mi aflicción, ven en mi ayuda, Señor.
Se tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.

R. En mi aflicción, ven en mi ayuda, Señor.
Dios mío, líbrame de la mano perversa, porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
R. En mi aflicción, ven en mi ayuda, Señor.
Dios mío, no te quedes a distancia; Dios mío, ven aprisa a socorrerme.
R. En mi aflicción, ven en mi ayuda, Señor.

SEGUNDA LECTURA
Lectura del Libro del Apocalipsis 12, 1-6.10
Apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Estaba en cinta, le llegó la hora y gritaba entre los espasmos del parto.
Apareció otro portento en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra.
El dragón estaba en frente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera.
Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. Mientras tanto, la mujer escapaba al desierto.
Se oyó una gran voz en el cielo:
“Ya llega la victoria, el poder y el reino de nuestro Dios, y el mando de su Mesías.” Porque han derribado al acusador de nuestros hermanos, al que los acusaba día y noche ante nuestro Dios.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Lectura del Santo Evangelio según San Juan 19, 25-27
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
- Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Luego dijo al discípulo:
-Ahí tienes a tu madre.
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.



Oración de los Fieles
S: Acudamos llenos de confianza a la Madre de Señor pidiendo que venga en nuestra ayuda. A cada petición respondemos: Madre del amor, ven en nuestro socorro.


Lector:
-Madre del Perpetuo Socorro, cuyo solo nombre inspira confianza,
R. Madre del amor, ven en nuestro socorro
-En todos los acontecimientos y peligros de la vida; en los momentos de dificultad, para que seamos fuertes,
R. Madre del amor, ven en nuestro socorro
-Para que podamos hacer frente a la mentira, a la injusticia, al consumismo y al afán de poseer,
R. Madre del amor, ven en nuestro socorro
-Si se oscurece nuestra fe, si decae nuestra esperanza, si se enfría nuestro amor,
R. Madre del amor, ven en nuestro socorro
-Para que podamos vivir como cristianos y estar atentos a la Palabra de Dios,
R. Madre del amor, ven en nuestro socorro
-Para que nos sintamos enviados a anunciar el Evangelio y seamos piedras vivas de la Iglesia,
R. Madre del amor, ven en nuestro socorro


Oración
Signo grandioso de nuestra esperanza, te invocamos
¡Oh Virgen del Perpetuo Socorro! Santa Madre del Redentor,

socorre a tu pueblo, que anhela resurgir. Da a todos el gozo
de caminar hacia el tercer milenio
en consciente y activa solidaridad

con los más pobres
anunciando de un modo nuevo y valiente el Evangelio de tu Hijo,
fundamento y cima
de toda humana convivencia,
que aspira a una paz verdadera,
justa y duradera.
Como el Niño Jesús,
que admiramos en este venerado Icono, también nosotros queremos
estrechar tu mano derecha.
No te falta a ti ni poder ni bondad
para socorrernos
en cualquier necesidad y situación.
¡La hora actual es tu hora!
Ven, pues, en nuestra ayuda
y sé para todos
el refugio y la esperanza. Amen.

(Juan Pablo II)
Oración sobre las ofrendas
Que por tu misericordia, Señor,
y por la intercesión
de la bienaventurada Virgen y Madre, María, nos sirvan estas ofrendas
para felicidad y paz presentes y futuras.
Por Jesucristo nuestro Señor.



Prefacio (cf. Misal de la Virgen, pg. 195)
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo,

Dios todopoderoso y eterno.
Que por un admirable y providente designio de tu amor, uniste a la gloriosa Virgen María a Cristo, tu Hijo,
en la obra de la salvación humana, con tan estrecho vínculo, que fue Madre suya amantísima en su humilde nacimiento.

Asociada a su pasión junto a la cruz,
es ahora, elevada a la ciudad celeste,
dispensadora de los tesoros de la redención
y Perpetuo Socorro del pueblo de Dios.
Ella cuida siempre con afecto materno
a los hermanos de su Hijo que se hallan en peligros y ansiedad, para que, rotas las cadenas de toda opresión,

alcancen la plena libertad del cuerpo y espíritu.
Por eso, con los ángeles y todos los santos,
al celebrar el memorial de la redención y del amor de tu Hijo, te alabamos en su nombre y cantamos sin cesar:

Santo, Santo, Santo...


Oración después de la comunión
Que la intercesión poderosa
de tu Madre Inmaculada, la Virgen María,
nos ayude siempre, Señor;
para que, liberados de todo peligro,
reconcilie por su bondad
a cuantos ha colmado de constantes beneficios. Tú, que vives y reinas
por los siglos de los siglos.



Bendición solemne
-Dios, Padre de misericordia,
que decidió salvar al mundo por medio
de la maternidad divina de María siempre Virgen, os bendiga y os guarde siempre.

R. Amén.
-Jesucristo, Redentor del Mundo,
que quiso asociar a su Madre a su pasión
y la entregó a sus discípulos como madre, os conceda vivir la alegría de la Redención.

R. Amén.
-El Espíritu Santo, señor y dador de vida,
que se derramó sobre Santa María y los Apóstoles
en el día de Pentecostés,
os convierta en mensajeros de la Buena Noticia de la Salvación.

R. Amén.



Lunes después de Pentecostés

BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA, MADRE DE LA IGLESIA

Antífona de entrada

Cf. Hch 1, 14

Los discípulos perseveraban unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.

Oración colecta

OH Dios,

Padre de misericordia,

cuyo Unigénito, clavado en la cruz,

proclamó a santa María Virgen, su Madre,

como Madre también nuestra,

concédenos, por su cooperación amorosa,

que tu Iglesia, cada día más fecunda,

se llene de gozo por la santidad de sus hijos

y atraiga a su seno

a todas las familias de los pueblos.

Por nuestro Señor Jesucristo.


Primera lectura

(opción 1: solo fuera del tiempo pascual)

Gen 3, 9-15. 20

Pongo hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer

Lectura del libro del Génesis

DESPUÉS de comer Adán del árbol, el Señor lo llamó y le dijo:

«¿Dónde estás?»

Él contestó:

«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».

El Señor Dios le replicó:

«¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?»

Adán respondió:

«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».

El Señor dijo a la mujer:

«¿Qué es lo que has hecho?»

La mujer respondió:

«La serpiente me sedujo, y comí».

El Señor Dios dijo a la serpiente:

«Por haber hecho eso, maldita tú

entre todo el ganado y todas las fieras del campo;

te arrastrarás sobre el vientre

y comerás polvo toda tu vida;

pongo hostilidades entre ti y la mujer,

entre tu descendencia y su descendencia;

estaa te aplastará la cabeza

cuando tú la hieras en el talón».

Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios.

Primera lectura

(opción 2: siempre en TP; también puede usarse fuera del TP)

Hch 1, 12-14

Se dedicaban a la oración, junto con María, la madre de Jesús

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles

DESPUÉS de que Jesús fue levantado al cielo, los apóstoles volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Cuando llegaron, subieron a la sala superior, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón el Zelotes y Judas el de Santiago.

Todos ellos perseveraban unánimes en la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Jdt 13, 18bcde. 19 (R.: 15, 9d)

R∫.     Tú eres el honor de nuestro pueblo


V∫.   Hija, que el Dios altísimo te bendiga,

entre todas las mujeres de la tierra.

Alabado sea  el Señor,

el Dios que creó el cielo y tierra. R∫.


V∫.   Tu esperanza permanecerá

en el corazón de los hombres,

que recuerdan el poder de Dios por siempre. R∫.

Aleluya

R∫.    Aleluya, aleluya, aleluya.


V∫.     Dichosa eres, santa Virgen María,

y digna de toda alabanza:

de ti salió el sol de justicia,

Cristo, nuestro Señor.

Evangelio

Jn 19, 25-27

Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

EN aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.

Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo al que amaba, dijo a su madre:

«Mujer, ahí tienes a tu hijo».

Luego, dijo al discípulo:

«Ahí tienes a tu madre».

Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor.

Oración sobre las ofrendas

ACEPTA, Señor, nuestras ofrendas

y conviértelas en sacramento de salvación

que nos inflame en el amor de la Virgen María, 

Madre de la Iglesia,

y nos asocie más estrechamente a ella

en la obra de la redención.. 

Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO III DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

(Prefacio de la misa votiva B de la Santísima Virgen María)

MARÍA, MODELO Y MADRE DE LA IGLESIA

V∫. El Señor esté con vosotros. R∫.

V∫. Levantemos el corazón. R∫.

V∫. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R∫.


EN verdad es justo darte gracias, 

es nuestro deber y salvación 

darte gracias siempre y en todo lugar, 

Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, 

y alabarte debidamente

en esta celebración en honor de la Virgen María.


Ella, al aceptar a tu Verbo con inmaculado corazón,

mereció concebirlo en su seno virginal,

y al dar a luz al Creador, preparó el nacimiento de la Iglesia.


Ella, al recibir junto a la cruz

el testamento de tu amor divino,

tomó como hijos a todos los hombres,

nacidos a la vida sobrenatural

por la muerte de Cristo.


Ella, esperando con los apóstoles la venida del Espíritu,

al unir sus oraciones a las de los discípulos,

se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante.


Desde su asunción a los cielos,

acompaña con amor materno a la Iglesia peregrina,

y protege sus pasos hacia la patria celeste,

hasta la venida gloriosa del Señor.


Por eso,

con los santos y todos los ángeles,

te alabamos, proclamando sin cesar:


Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. 

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

Hosanna en el cielo.

Bendito el que viene en nombre del Señor.

Hosanna en el cielo.


Antífona de la comunión

Cf. Jn 2, 1. 11

Habla una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; entonces Jesús comenzó sus signos y manifestó su gloria, y creyeron los discípulos en él. 

O bien:

Cf. Jn 19, 26-27

Jesús, desde la cruz, dijo al discípulo que tanto amaba: «Ahí tienes a tu madre».

Oración después de la comunión

DESPUÉS de recibir la prenda de la redención y de la vida,

te pedimos, Señor,

que tu Iglesia, por la intercesión maternal de la Virgen,

anuncie a todas las gentes el Evangelio

y llene el mundo entero

de la efusión del Espíritu.

Por Jesucristo, nuestro Señor.




14 de febrero

Santa María Virgen, Madre del Amor hermoso

Fiesta

Monición de entrada

En el Missale Romanum (ed. 1962), que estuvo en vigor hasta la promulgación del Missale reformado según las normas del Concilio Vaticano II (ed. 1970), en la sección Pro aliquibus locis, el día 8 de mayo (antes el 31 de mayo), se halla la misa Beatæ Mariæ Reginæ sanctorum omnium et Matris pulchræ dilectionis (pp. 157-158).

La expresión «madre del amor hermoso» aparece en el libro del Eclesiástico 24, 24 (según el texto latino de la Nova Vulgata): «Yo soy la madre del amor hermoso, del temor, del conocimiento y de la esperanza santa», y desde el siglo X se ha empleado con frecuencia en las misas de Beata.

El «camino de la hermosura» es el camino de la perfección cristiana, ya que los fieles que lo recorren «con la Virgen María» (Oración sobre las ofrendas) se esfuerzan en «avanzar por las sendas de la santidad» (Oración después de la comunión) y piden a Dios que, «rechazando la fealdad del pecado», busquen sin cesar «la belleza de la gracia» (Oración colecta 3).


Antífona de entrada

Cf. Ct 6, 10; Lc 1, 42

TODO es hermoso y agradable en ti, Hija de Sión, hermosa como la luna y límpida como el sol, bendita entre las mujeres.

Se dice Gloria.


Oración colecta

INTERCEDA por nosotros, Señor,

la gloriosa Virgen María, 

que, adornada con los dones del Espíritu Santo,

te agradó a ti

y engendró para nosotros a tu Hijo Unigénito, 

el más bello de los hombres, 

para que, rechazando la fealdad del pecado, 

busquemos sin cesar la belleza de la gracia. 

Por nuestro Señor Jesucristo

Oración sobre las ofrendas

TE pedimos, Señor, 

que nos sea provechosa la ofrenda que te dedicamos, 

para que, recorriendo con la Virgen María 

el hermoso camino de la santidad, 

nos renovemos con la participación en tu vida divina 

y merezcamos llegar a la contemplación de tu gloria. 

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio

María es toda hermosa

V∫. El Señor esté  con vosotros.

R∫. Y con tu espíritu.

V∫. Levantemos el corazón.

R∫. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V∫. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

R∫. Es justo y necesario.


EN verdad es justo y necesario, 

es nuestro deber y salvación 

darte gracias, Padre santo, 

siempre y en todo lugar, 

y proclamar tu grandeza 

en esta festividad de la santísima Virgen María.


Ella fue hermosa en su concepción, 

y, libre de toda mancha de pecado, 

resplandece adornada con la luz de la gracia; 

hermosa en su maternidad virginal, 

por la cual derramó sobre el mundo 

el resplandor de tu gloria, Jesucristo,

tu Hijo, salvador y hermano de todos nosotros; 

hermosa en la pasión y muerte del Hijo, 

vestida con la púrpura de su sangre, 

como mansa cordera que padeció con el Cordero inocente, 

recibiendo una nueva función de madre;

hermosa en la resurrección de Cristo, 

con el que reina gloriosa, 

después de haber participado en su victoria.


Por él, los ángeles y los arcángeles 

te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. 

Permítenos unimos a sus voces cantando tu alabanza:


Santo, Santo, Santo...


Antífona de comunión

Cf Jdt 11, 21

NO hay mujer como esta en toda la tierra en el aspecto y en la hermosura y en la sensatez de sus palabras.

Oración después de la comunión

PROTEGE, Señor, continuamente 

a los que alimentas con tus sacramentos, 

y a quienes has dado por madre a la Virgen María, 

radiante de hermosura por sus virtudes, 

concédenos avanzar por las sendas de la santidad. 

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Puede utilizarse la bendición solemne de Santa María Virgen:

Bendición solemne

DIOS, que en su providencia amorosa

quiso salvar al género humano

por el fruto bendito del seno de la Virgen María,

os colme de sus bendiciones.

R∫. Amén.


Que os acompañe siempre la protección de la Virgen,

por quien habéis recibido al Autor de la vida.

R∫. Amén.


Y a todos vosotros,

reunidos hoy para celebrar con devoción

esta fiesta de María,

el Señor os conceda la alegría del Espíritu

y los bienes en su reino.

R∫. Amén.


Y la bendición de Dios todopoderoso, 

Padre, Hijo  y Espíritu Santo,

descienda sobre vosotros.

R∫. Amén.


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