La Madre del Señor, la que por excelencia espera la venida de Cristo en la historia y en la eternidad, es el personaje más importante y significativo del tiempo de Adviento. Isaías y Juan Bautista anuncian al Mesías, ambos representan etapas de la salvación. Isaías lo anuncia representando toda la esperanza del mundo del antiguo Israel, el Viejo Testamento, el pueblo que se debatió entro Dios y el mundo, pero siempre mantuvo la esperanza en el Mesías, unas veces acertadamente otras demasiado mundanas, pero esa esperanza llegó hasta las puertas del Nuevo Testamento. El Bautista desde el Antiguo Testamento traspasa el umbral hacia la Nueva Alianza para presentar —ya no solo anunciar—, a Israel al mismo Mesías, así es como lo enseñan los Evangelios.
María es la Luz que alumbra a Jesucristo para este mundo. María es, pues, la mujer creyente, la mujer de la esperanza, la mujer que se prepara para amar. María ora en Adviento y su oración hace a Dios más próximo. Adviento es un tiempo propicio para vivir la cercanía con la Virgen María, esperando la venida del Señor, tanto la que recordamos anualmente para que venga a nosotros, como la que al final de los tiempos ocurrirá de modo triunfante.
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO