2 de febrero, LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR. Liturgia de las Horas

2 de febrero

LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
Fiesta
I vísperas
Las I Vísperas sólo se celebran cuando la fiesta de la Presentación del Señor cae en domingo.
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era. Aleluya.
HIMNO
De una Virgen hermosa
celos tiene el sol,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.
Cuando del oriente salió
el sol dorado,
y otro Sol helado
miró tan ardiente,
quitó de la frente
la corona bella,
y a los pies de la Estrella
su lumbre adoró,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.
«Hermosa María
-dice el sol, vencido-,
de vos ha nacido
el Sol que podía
dar al mundo el día
que ha deseado.»
Esto dijo, humillado,
a María el sol,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.
Al Padre y al Hijo
gloria y bendición,
y al Espíritu Santo
por los siglos honor. Amén.
O bien en latín:
Quod chorus vatum venerandus olim
Spiritu Sancto cecinit repletus,
in Dei factum genitrice constat
esse Maria.
Haec Deum caeli Dominumque terrae
virgo concepit peperitque virgo,
atque post partum meruit manere
inviolata.
Quem senex iustus Simeon in ulnis
in domo sumpsit Domini, gavisus
ob quod optatum proprio videret
lumine Christum.
Tu libens votis, petimus, precantum,
regis aeterni genetrix, faveto,
clara quae fundis Geniti benigni
munera lucis.
Christe, qui lumen Patris es superni,
qui Patris nobis reseras profunda,
nos fac aeterne tibi ferre laudes
lucis in aula. Amen.
SALMODIA
Ant. 1. Sus padres llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor.
Salmo 112
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Ant. Sus padres llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor.
Ant. 2. Adorna tu tálamo, oh Sión, y recibe a Cristo, tu rey.
Salmo 147
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;
hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. 
Ant. Adorna tu tálamo, oh Sión, y recibe a Cristo, tu rey.
Ant. 3. Dichoso eres, Simeón, porque recibiste en tus brazos a Cristo el Señor, salvador de su pueblo.
Cántico Flp 2, 611
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se anonadó a sí mismo,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Ant. Dichoso eres, Simeón, porque recibiste en tus brazos a Cristo el Señor, salvador de su pueblo.
LECTURA BREVE Hb 10, 5-7
Cristo, al entrar en este mundo, dice: «No quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no te complaciste en holocaustos ni en sacrificios por el pecado; entonces yo exclamé: “Ya estoy aquí, oh Dios, para cumplir tu voluntad" -pues así está escrito de mí en el rollo de la ley-.”»
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor revela su salvación.
R. El Señor revela su salvación.
V. Que presentó ante todos los pueblos.
R. Su salvación.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor revela su salvación.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El anciano llevaba al niño, pero era el niño quien guiaba al anciano; la Virgen lo dio a luz, permaneciendo virgen después del parto; y adoró a quien ella misma había engendrado.
Magnificat Lucas 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR
+ Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El anciano llevaba al niño, pero era el niño quien guiaba al anciano; la Virgen lo dio a luz, permaneciendo virgen después del parto; y adoró a quien ella misma había engendrado.

PRECES
Adoremos a Cristo, nuestro salvador presentado en el templo, y supliquémosle, diciendo:
Que nuestros ojos vean tu salvación.
Cristo salvador, tú que eres la luz para alumbrar las naciones,
ilumina a los que aún te desconocen y haz que crean en ti, Dios verdadero.
Redentor nuestro y gloria de tu pueblo Israel,
haz que tu Iglesia sea la luz de las naciones.
Señor Jesucristo, deseado de todos los pueblos y contemplado por los ojos del justo Simeón,
haz que todos los hombres puedan alcanzar tu salvación.
Señor, que dispusiste que, al ser tú presentado en el templo, el justo Simeón anunciara a tu madre que una espada atravesaría su alma,
fortifica a quienes sufren tribulaciones a causa de tu servicio.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Cristo, felicidad de los santos, a quien Simeón pudo contemplar antes de la muerte corno tanto había deseado,
haz que los difuntos que desean contemplar tu rostro se sacien de tu visión.
Con el deseo de que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al Padre que su reino llegue al mundo: Padre nuestro.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
Cuando preside la celebración el obispo, un presbítero o un diácono la conclusión se hace como se indica en el Ordinario; en los otros casos se dice:
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Invitatorio
V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Ant. Mirad, el Señor llega a su templo santo, venid, adorémosle.
A continuación se dice el salmo del Invitatorio:
Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Animaos los unos a los otros, día tras día,
mientras dure este “hoy” (Heb 3, 13)

Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Se repite la antífona

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las cimas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.






Se repite la antífona

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.


Se repite la antífona

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras."


Se repite la antífona

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."


Se repite la antífona

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Se repite la antífona






Oficio de lectura
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era. Aleluya.
HIMNO
En el templo entra María,
más que nunca pura y blanca,
luces del mármol arranca,
reflejos al oro envía.
Va el Cordero entre la nieve,
la Virgen nevando al Niño,
nevando a puro cariño
este blanco vellón leve.
Las dos tórtolas que ofrece
ya vuelan y ya se posan.
Ana y Simeón rebosan
gozo del tiempo que crece,
que estalla, que está; no hubo
quien, viendo al blanco alhelí,
dijera, -por ti, por mí-
que al hielo esta noche estuvo.
Ya ha cesado la nevada;
y el Niño, tan blanco, blanco,
oye que va a ser el blanco
de contradicción, la espada,
ay, para su Madre, y mueve
hacia ella sus ojuelos,
regalando desconsuelos,
como si él no fuera nieve.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
O bien:
Criaturas, alegraos,
pues la salud nos llega:
el Redentor del hombre,
Señor de cielo y tierra.
María, toda gracia,
abre a Cristo la puerta:
pasa el Rey, y cerrada
eternamente queda.
La Madre es todo gozo,
el hombre es todo espera,
y Cristo presentado
de gracia al mundo llena.
Honor y gloria a Cristo,
a quien el Padre engendra,
y por el Santo Espíritu
da a luz una doncella. Amén.
O bien en latín:
Legis sacratae sanctis caeremoniis
subiectus omnis calamo Mosaico
dignatur esse, qui regit perfulgidos
in arce Patris ordines angelicos,
caelumque, terram fundavit ac maria.
Mater beata carnis sub velamine
Deum ferebat umeris castissimis,
dulcia strictis oscula sub labiis
Deique veri hominisque impresserat
ori, iubente quo sunt cuncta condita.
Hic lumen ardens gentium in oculis,
gloria plebis Israelis germinis;
positus hic est in ruinam scandali
et in salutem populorum omnium,
donec secreta revelentur cordium.
Gloria Patri per immensa saecula,
sit tibi, Nate, decus et imperium,
honor, potestas Sanctoque Spiritui;
sit Trinitati salus individua
per infinita saeculorum saecula. Amen.
SALMODIA
Ant. 1. Éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten.
Salmo 2
¿Por qué se amotinan las naciones,
y los pueblos planean un fracaso?
Se alían los reyes de la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Mesías:
"rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo".
El que habita en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con ira,
los espanta con su cólera:
"yo mismo he establecido a mi Rey
en Sión, mi monte santo".
Voy a proclamar el decreto del Señor;
Él me ha dicho:
"Tú eres mi hijo: yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones,
en posesión, los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza".
Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad, los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando;
no sea que se irrite, y vayáis a la ruina,
porque se inflame de pronto su ira.
¡Dichosos los que se refugian en él!
Ant. Éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten.
Ant. 2. ¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor aparecerá sobre ti!
Salmo 18 A
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona 
la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, 
a recorrer su camino.
Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.
Ant. ¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor aparecerá sobre ti!
Ant. 3. Goza, alégrate, nueva Sión, mira a tu Rey, que viene humilde a salvar a su pueblo.
Salmo 44
Me brota del corazón un poema bello,
recito mis versos a un rey;
mi lengua es ágil pluma de escribano.
Eres el más bello de los hombres,
en tus labios se derrama la gracia,
el Señor te bendice eternamente.
Cíñete al flanco la espada, valiente:
es tu gala y tu orgullo;
cabalga victorioso por la verdad y la justicia,
tu diestra te enseñe a realizar proezas.
Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,
se acobardan los enemigos del rey.
Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,
cetro de rectitud es tu cetro real;
has amado la justicia y odiado la impiedad:
por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido
con aceite de júbilo 
entre todos tus compañeros.
A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos,
desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.
Hijas de reyes salen a tu encuentro,
de pie a tu derecha está la reina,
enjoyada con oro de Ofir.
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor.
La ciudad de Tiro viene con regalos, 
los pueblos más ricos buscan tu favor.
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras:
las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
"A cambio de tus padres tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra".
Quiero hacer memorable tu nombre
por generaciones y generaciones,
y los pueblos te alabarán
por los siglos de los siglos.
Ant. Goza, alégrate, nueva Sión, mira a tu Rey, que viene humilde a salvar a su pueblo.
V. Oh Dios, meditamos tu misericordia.
R. En medio de tu pueblo.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Éxodo 13, 1-3a. 11-16
CONSAGRACIÓN DEL PRIMOGÉNITO
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés:
«Conságrame todo primogénito israelita; el primer parto, lo mismo de hombres que de ganados, me pertenece.»
Dijo, pues, Moisés al pueblo:
«Cuando el Señor te introduzca en la tierra de los cananeos, como juró a ti y a tus padres, y te la haya entregado, dedicarás al Señor todos los primogénitos. El primer parto de tus animales, si es macho, pertenece también al Señor. La primera cría de asno la rescatarás con un cordero; si no la rescatas la desnucarás. Pero los primogénitos de entre tus hijos los rescatarás siempre.
Y cuando mañana tu hijo te pregunte: "¿Qué significa esto?", le responderás: "Con mano fuerte el Señor nos sacó de Egipto, de la esclavitud. El Faraón se había obstinado en no dejarnos salir; entonces el Señor dio muerte a todos los primogénitos de Egipto, lo mismo de hombres que de animales. Por eso yo sacrifico al Señor todo primogénito macho de los animales. Pero los primogénitos de los hombres los rescato."
Este rito será para ti como señal sobre tu brazo y como recordatorio ante tus ojos, de que con mano fuerte te sacó de Egipto el Señor.»
Responsorio
R. Adorna tu tálamo, oh Sión, y recibe a Cristo, tu rey: * a quien la Virgen concibió y dio a luz, permaneciendo virgen después del parto; ella adoró a quien había engendrado.
V. Simeón tomó al Niño en sus brazos y, dando gracias, bendijo al Señor.
R. A quien la Virgen concibió y dio a luz, permaneciendo virgen después del parto; ella adoró a quien había engendrado.
SEGUNDA LECTURA
De los sermones de san Sofronio, obispo
(Sermón 3, Sobre el Hypapanté, 6. 7: PG 87, 3, 3291-3293)
ACOJAMOS LA LUZ CLARA Y ETERNA
Corramos todos al encuentro del Señor, los que con fe celebramos y veneramos su misterio, vayamos todos con alma bien dispuesta. Nadie deje de participar en este encuentro, nadie deje de llevar su luz.
Llevamos en nuestras manos cirios encendidos, ya para significar el resplandor divino de aquel que viene a nosotros —el cual hace que todo resplandezca y, expulsando las negras tinieblas, lo ilumina todo con la abundancia de la luz eterna—, ya, sobre todo, para manifestar el resplandor con que nuestras almas han de salir al encuentro de Cristo.
En efecto, del mismo modo que la Virgen Madre de Dios tomó en sus brazos la luz verdadera y la comunicó a los que yacían en tinieblas, así también nosotros, iluminados por él y llevando en nuestras manos una luz visible para todos, apresurémonos a salir al encuentro de aquel que es la luz verdadera.
Sí, ciertamente, porque la luz ha venido al mundo, para, librarlo de las tinieblas en que estaba envuelto y llenarlo de resplandor, y nos ha visitado el sol que nace de lo alto, llenando de su luz a los que vivían en tinieblas: esto es lo que nosotros queremos significar. Por esto, avanzamos en procesión con cirios en las manos; por esto, acudimos llevando luces, queriendo representar la luz que ha brillado para nosotros, así como el futuro resplandor que, procedente de ella, ha de inundarnos. Por tanto, corramos todos a una, salgamos al encuentro de Dios.
Ha llegado ya aquella luz verdadera que viniendo a este mundo alumbra a todo hombre. Dejemos, hermanos, que esta luz nos penetre y nos transforme.
Ninguno de nosotros ponga obstáculos a esta luz y se resigne a permanecer en la noche; al contrario, avancemos todos llenos de resplandor; todos juntos, iluminados, salgamos a su encuentro y, con el anciano Simeón, acojamos aquella luz clara y eterna; imitemos la alegría de Simeón y, como él, cantemos un himno de acción de gracias al Engendrador y Padre de la luz, que ha arrojado de nosotros las tinieblas y nos ha hecho partícipes de la luz verdadera.
También nosotros, representados por Simeón, hemos visto la salvación de Dios, que él ha presentado ante todos los pueblos y que ha manifestado para gloria de nosotros, los que formamos el nuevo Israel; y, así como Simeón, al ver a Cristo, quedó libre de las ataduras de la vida presente, así también nosotros hemos sido liberados del antiguo y tenebroso pecado.
También nosotros, acogiendo en los brazos de nuestra fe a Cristo, que viene desde Belén hasta nosotros, nos hemos convertido de gentiles en pueblo de Dios (Cristo es, en efecto, la salvación de Dios Padre) y hemos visto, con nuestros ojos, al Dios hecho hombre; y, de este modo, habiendo visto la presencia de Dios y habiéndola aceptado, por decirlo así, en los brazos de nuestra mente, somos llamados el nuevo Israel. Esto es lo que vamos celebrando, año tras año, porque no queremos olvidarlo.
Responsorio Ez 43, 4-5; Cf. Lc 2, 27
R. La gloria del Señor entró en el templo por la puerta oriental, * y llenó el templo la gloria del Señor.
V. Llevaron sus padres al niño Jesús al templo.
R. Y llenó el templo la gloria del Señor.
HIMNO
A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza
el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,
te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día
has de venir como juez.
Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.
La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por Jesucristo nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
Después de la oración conclusiva, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:
V. Bendigamos al Señor.   
R. Demos gracias a Dios.
Laudes
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era. Aleluya.
HIMNO
Iglesia santa, esposa bella,
sal al encuentro del Señor,
adorna y limpia tu morada
y recibe a tu Salvador.
Abre tus brazos a María,
Virgen Madre del Redentor,
puerta del cielo siempre abierta
por la que vino al mundo Dios.
¿A quién sostienes en tus manos,
dinos, anciano Simeón,
por qué te sientes tan alegre?
«Porque ya he visto al Salvador.
Este Niño será bandera
y signo de contradicción,
con su muerte, traerá la vida,
por la cruz, la resurrección.»
Jesús, el hijo de María,
es el Hijo eterno de Dios,
la luz que alumbra a las naciones
los caminos de salvación.
La Virgen Madre ofrece al Niño
como una hostia para Dios;
la espada de la profecía
atraviesa su corazón.
Honor y gloria al Padre eterno,
al Hijo eterno que engendró,
y que, por obra del Espíritu,
de la Virgen Madre nació. Amén.
O bien:
Estás aquí, Señor, bien lo proclaman
los justos que de siempre han esperado
estar cerca de ti, porque te aman
y luchan por el mundo que has salvado.
Estás aquí, mi Dios, humilde hermano,
presencia ante mis ojos revelada,
Salvador eternal del pueblo humano,
Luz de la Luz que brilla en tu mirada.
Bienvenido, Mesías esperado;
que deje el corazón toda amargura
porque Dios, siendo Dios, nos ha salvado
en locura de amor y de ternura.
Demos gracias al Padre que ha querido
darnos el Hijo eterno y bien amado,
todo el pueblo de Dios le cante unido
al Fuego del amor que lo ha engendrado. Amén.
O bien en latín:
Adorna, Sion, thalamum,
quae praestolaris Dominum;
sponsum et sponsam suscipe
vigil fidei lumine.
Beate senex, propera,
promissa comple gaudia
et revelandum gentibus
revela lumen omnibus.
Parentes Christum deferunt,
in templo templum offerunt;
legi parere voluit
qui legi nihil debuit.
Offer, beata, parvulum,
tuum et Patris unicum;
offer per quem offerimur,
pretium quo redimimur.
Procede, virgo regia,
profer Natum cum hostia;
monet omnes ad gaudium
qui venit salus omnium.
Iesu, tibi sit gloria,
qui te revelas gentibus,
cum Patre et almo Spiritu,
in sempiterna saecula. Amen.
SALMODIA
Ant. 1. Simeón, hombre justo y piadoso, aguardaba el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo moraba en él.
Salmo 62, 2-9
EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
Madruga por Dios todo el que rechaza
las obras de las tinieblas.
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Ant. Simeón, hombre justo y piadoso, aguardaba el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo moraba en él.
Ant. 2. Simeón tomó al Niño en sus brazos, dio gracias y bendijo a Dios.
Cántico Dn 3, 57-88. 56
TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR
Alabad al Señor, sus siervos todos
(Ap 19, 5).
Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Simeón tomó al Niño en sus brazos, dio gracias y bendijo a Dios.
Ant. 3. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Salmo 149
ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios,
se alegran en su Rey, Cristo, el Señor
(Hesiquio).
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Ant. 3. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Ant. Que el pueblo de Dios se alegre por su Rey. Aleluya.
LECTURA BREVE Ml 3, 1
Mirad, yo os envío a mi mensajero para que prepare el camino delante de mí, y pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis.
RESPONSORIO BREVE
V. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
R. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
V. Aclamad la gloria y el poder del Señor.
R. En el atrio sagrado.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Cuando entraban sus padres con el niño Jesús, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios.
Benedictus Lucas 1, 68-79
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR
+ Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo,
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Cuando entraban sus padres con el niño Jesús, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios.
PRECES
Adoremos a Cristo, nuestro salvador presentado en el templo, y supliquémosle, diciendo:
Que nuestros ojos vean tu salvación.
Señor Jesús, tú que quisiste ser presentado al Padre en el templo, según estaba prescrito por la ley,
enséñanos a ofrecernos contigo al Padre en el sacrificio de tu Iglesia.
Consolador de Israel, a cuyo encuentro en el templo acudió el justo Simeón,
 haz que también nosotros salgamos a tu encuentro, acogiéndote en cada uno de nuestros hermanos.
Esperado de las naciones, de quien la profetisa Ana habló a todos los que esperaban la redención de Israel,
 haz que también nosotros hablemos dignamente de ti y anunciemos tu nombre a nuestros hermanos.
Piedra angular del reino de Dios, que has sido predestinado como signo de contradicción,
 haz que los hombres encuentren en ti, por la fe y el amor, su resurrección y no su ruina.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Con el deseo de que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al Padre que su reino llegue al mundo: Padre nuestro.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
Cuando preside la celebración el obispo, un presbítero o un diácono la conclusión se hace como se indica en el Ordinario; en los otros casos se dice:
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Hora intermedia
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era. Aleluya.
HIMNO
Tercia
El mundo brilla de alegría.
Se renueva la faz de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu
Santo.
Ésta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.
Ésta es la fuerza
que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.
Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva.
O bien en latín:
Nunc, Sancte, nobis, Spiritus,
unum Patri cum Filio,
dignare promptus ingeri
nostro refusus pectori.
Os, lingua, mens, sensus, vigor
confessionem personent,
flammescat igne caritas,
accendat ardor proximos.
Per te sciamus da Patrem,
noscamus atque Filium,
te utriusque Spiritum
credamus omni tempore. Amen.
O bien:
Certum tenentes ordinem,
pio poscamus pectore
hora diei tertia
trinae virtutis gloriam,
Ut simus habitaculum
illi Sancto Spiritui,
qui quondam in apostolis
hac hora distributus est.
Hoc gradiente ordine,
ornavit cuncta splendide
regni caelestis conditor
ad nostra aeterna praemia.
Deo Patri sit gloria
eiusque soli Filio
cum Spiritu Paraclito,
in sempterna saecula. Amen.
Ant. 1. Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes.
Salmo 118, 9-16
II (Beth)
¿Cómo podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti.
Bendito eres, Señor,
enséñame tus leyes.
Mis labios van enumerando
los mandamientos de tu boca;
mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas.
Medito tus decretos,
y me fijo en tus sendas;
tu voluntad es mi delicia,
no olvidaré tus palabras.
Ant. Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes.
Ant. 2. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Salmo 16
DIOS, ESPERANZA DEL INOCENTE PERSEGUIDO
En los días de su vida mortal
presentó oraciones y súplicas
y fue escuchado (Heb 5, 7).
I
Señor, escucha mi apelación
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño:
emane de ti la sentencia,
miren tus ojos la rectitud.
Aunque sondees mi corazón,
visitándolo de noche,
aunque me pruebes al fuego,
no encontrarás malicia en mí.
Mi boca no ha faltado
como suelen los hombres;
según tus mandatos, yo me he mantenido
en la senda establecida.
Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha.
Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme
de los malvados que me asaltan,
del enemigo mortal que me cerca.
Ant. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, Señor.
Ant. 3. Levántate, Señor, y líbrame.
II
Han cerrado sus entrañas
y hablan con boca arrogante;
ya me rodean sus pasos,
se hacen guiños para derribarme,
como un león ávido de presa,
como un cachorro agazapado en su escondrijo.
Levántate, Señor, hazle frente, doblégalo,
que tu espada me libre del malvado,
y tu mano, Señor, de los mortales;
mortales de este mundo:
sea su lote esta vida;
de tu despensa les llenarás el vientre,
se saciarán sus hijos
y dejarán a sus pequeños lo que sobra.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante.
Ant. Levántate, Señor, y líbrame.
LECTURA BREVE Is 8, 14
El Señor será piedra de tropiezo y roca de precipicio para las dos casas de Israel, será lazo y trampa para los habitantes de Jerusalén.
V. Se acordó el Señor de su misericordia.
R. Y de su fidelidad en favor de la casa de Israel.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por Jesucristo nuestro Señor.

Si solo se reza una hora, los salmos que preceden se utilizan en esa hora; si se reza más de una de las horas menores para las de más horas se utiliza la salmodia complementaria.
Sexta
Alfarero del hombre, mano trabajadora
que, de los hondos limos iniciales,
convocas a los pájaros a la primera aurora,
al pasto, los primeros animales.
De mañana te busco, hecho de luz concreta,
de espacio puro y tierra amanecida.
De mañana te encuentro, Vigor, Origen, Meta
de los sonoros ríos de la vida.
El árbol toma cuerpo, y el agua melodía;
tus manos son recientes en la rosa;
se espesa la abundancia del mundo a mediodía,
y estás de corazón en cada cosa.
No hay brisa, si no alientas, monte, si no estás dentro,
ni soledad en que no te hagas fuerte.
Todo es presencia y gracia. Vivir es este encuentro:
tú, por la luz, el hombre, por la muerte.
¡Que se acabe el pecado! ¡Mira, que es desdecirte
dejar tanta hermosura en tanta guerra!
Que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte
de haberle dado un día las llaves de la tierra. Amén.
O bien en latín:
Rector potens, verax Deus,
qui temperas rerum vices,
splendore mane instruis
et ignibus meridiem.
Extingue flammas litium,
aufer calorem noxium,
confer salutem corporum
veramque pacem cordium.
Praesta, Pater piissime,
Patrique compar Unice,
cum Spiritu Paraclito
regnans per omne saeculum. Amen.
O bien:
Dicamus laudes Domino
fervente prompti spiritu;
hora voluta sexies
nos ad orandum provocat.
In hac enim fidelibus
verae salutis gloria
beati Agni hostia
crucis virtute redditur.
Cuius luce clarissima
tenebricat meridies,
sumamus toto pectore
tanti splendoris gratiam.
Deo Patri sit gloria
eiusque soli Filio
cum Spiritu Paraclito
in sempiterna saecula. Amen.


Si se reza más de una hora, las antífonas y los salmos para las demás horas se toman de la salmodia complementaria.


LECTURA BREVE Is 42, 13
El Señor sale como un héroe, excita su ardor como un guerrero, lanza el alarido, mostrándose valiente frente al enemigo.
V. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.
R. Aclama al Señor, tierra entera.




Oración
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por Jesucristo nuestro Señor.

Nona
Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.
Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.
Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
O bien en latín:
Rerum, Deus, tenax vigor,
immotus in te permanens,
lucis diurnae tempora
successibus determinans,
Largire clarum vespere,
quo vita numquam decidat,
sed praemium mortis sacrae
perennis instet gloria.
Praesta, Pater piissime,
Patrique compar Unice,
cum Spiritu Paraclito
regnans per omne saeculum. Amen.
O bien:
Ternis horarum terminis
volutis dante Domino,
trinum perfecte et unicum
ipsum devoti psallimus.
Sacrum Dei mysterium
puro tenentes pectore,
Petri magistri regula
signo salutis prodita,
Et nos psallamus spiritu,
haerentes sic apostolis,
ut plantas adhuc debiles
Christi virtute dirigant.
Deo Patri sit gloria
eiusque soli Filio
cum Spiritu Paraclito,
in sempterna saecula. Amen.
Si se reza más de una hora, las antífonas y los salmos para las demás horas se toman de la salmodia complementaria.

LECTURA BREVE Is 12, 5-6
Tañed para el Señor, que hizo proezas; anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: «¡Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel!»
V. La misericordia y la fidelidad se encuentran.
R. La justicia y la paz se besan.


Oración
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por Jesucristo nuestro Señor.
CONCLUSIÓN
Después de la oración conclusiva, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:
V. Bendigamos al Señor.   
R. Demos gracias a Dios.
II vísperas
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Como era. Aleluya.
HIMNO
De una Virgen hermosa
celos tiene el sol,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.
Cuando del oriente salió
el sol dorado,
y otro Sol helado
miró tan ardiente,
quitó de la frente
la corona bella,
y a los pies de la Estrella
su lumbre adoró,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.
«Hermosa María
-dice el sol, vencido-,
de vos ha nacido
el Sol que podía
dar al mundo el día
que ha deseado.»
Esto dijo, humillado,
a María el sol,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.
Al Padre y al Hijo
gloria y bendición,
y al Espíritu Santo
por los siglos honor. Amén.
O bien en latín:
Quod chorus vatum venerandus olim
Spiritu Sancto cecinit repletus,
in Dei factum genitrice constat
esse Maria.
Haec Deum caeli Dominumque terrae
virgo concepit peperitque virgo,
atque post partum meruit manere
inviolata.
Quem senex iustus Simeon in ulnis
in domo sumpsit Domini, gavisus
ob quod optatum proprio videret
lumine Christum.
Tu libens votis, petimus, precantum,
regis aeterni genetrix, faveto,
clara quae fundis Geniti benigni
munera lucis.
Christe, qui lumen Patris es superni,
qui Patris nobis reseras profunda,
nos fac aeterne tibi ferre laudes
lucis in aula. Amen.
SALMODIA
Ant. 1. El Espíritu Santo había revelado a Simeón que no moriría sin haber visto antes al Ungido del Señor.
Salmo 109, 1-5. 7
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.
Ant. El Espíritu Santo había revelado a Simeón que no moriría sin haber visto antes al Ungido del Señor.
Ant. 2. Ofrecieron por él al Señor un par de tórtolas o dos pichones.
Salmo 129
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.
Ant. Ofrecieron por él al Señor un par de tórtolas o dos pichones.
Ant. 3. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.
Cántico Col 1, 1220
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Ant. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.
LECTURA BREVE Hb 4, 15-16
No tenemos un sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, al contrario, él mismo pasó por todas las pruebas a semejanza nuestra, fuera del pecado. Acerquémonos, pues, con seguridad y confianza a este trono de la gracia. Aquí alcanzaremos misericordia y hallaremos gracia para ser socorridos en el momento oportuno.
RESPONSORIO BREVE
V. El Señor revela su salvación.
R. El Señor revela su salvación.
V. Que presentó ante todos los pueblos.
R. Su salvación.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor revela su salvación.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Hoy la Virgen María presentó al niño Jesús en el templo, y Simeón, lleno del Espíritu Santo, lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios.
Magnificat Lucas 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR
+ Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Hoy la Virgen María presentó al niño Jesús en el templo, y Simeón, lleno del Espíritu Santo, lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios.
PRECES
Adoremos a Cristo, nuestro salvador presentado en el templo, y supliquémosle, diciendo:
Que nuestros ojos vean tu salvación.
Cristo salvador, tú que eres la luz para alumbrar las naciones,
 ilumina a los que aún te desconocen y haz que crean en ti, Dios verdadero.
Redentor nuestro y gloria de tu pueblo Israel,
 haz que tu Iglesia sea la luz de las naciones.
Señor Jesucristo, deseado de todos los pueblos y contemplado por los ojos del justo Simeón,
 haz que todos los hombres puedan alcanzar tu salvación.
Señor, que dispusiste que, al ser tú presentado en el templo, el justo Simeón anunciara a tu madre que una espada atravesaría su alma,
 fortifica a quienes sufren tribulaciones a causa de tu servicio.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Cristo, felicidad de los santos, a quien Simeón pudo contemplar antes de la muerte corno tanto había deseado,
 haz que los difuntos que desean contemplar tu rostro se sacien de tu visión.
Con el deseo de que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al Padre que su reino llegue al mundo: Padre nuestro.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
Cuando preside la celebración el obispo, un presbítero o un diácono la conclusión se hace como se indica en el Ordinario; en los otros casos se dice:
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

ORACIÓN EN EL ACTO RELIGIOSO DE LAS ÚLTIMAS MIRADAS

ORACIÓN EN LA «MADRUGÁ» DE LAS ÚLTIMAS MIRADAS José Cascant Ribelles, en la noche del Jueves Santo, 14 de abril de 2022 MEDITACIÓN Her...