Y bien merece un fino poema:
A una imagen de la Virgen,
que estaba en una pared,
esto le dijo un devoto,
postrado a sus santos pies:
Un ángel de culpa libre
quisiera, Señora, ser
para decir de la gracia
la plenitud que tenéis.
De Adán el primer pecado
no vino en vos a caer;
que quiso Dios preservaros
limpia como para él.
De vos el Verbo divino
recibió el humano ser;
que para vuestra limpieza
bastante probanza es.
La carne por el pecado
corrupción vino a tener,
y la vuestra, siempre
Virgen incorruptible se ve.
Condenó a dolores graves
en el parto a la mujer,
y vos Fénix sola fuiste
libre de dolor en él.
Pues quien todas estas leyes
pudo alterar y poner,
¿quién duda de que os librase
de muerte, divina Ester?
Decir que pudo y no quiso
parece cosa cruel
y puesto que Dios lo fuera,
con vos no lo había de ser.
Demás que si bien fué gracia,
gracia con justicia fué;
que título tiene della
lo mucho que merecéis.
Que honrar el Hijo a la Madre
derecho divino es:
luego la misma justicia
pudo obligarlo también.
Dios es justicia suprema,
no hay más ley que su querer;
todo cuanto quiere puede,
y esto quiso y pudo hacer.
Tomás de la Vega
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