Hora intermedia
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Cuando se celebra como solemnidad, los salmos se toman de la salmodia complementaria. En las demás celebraciones, incluso en las fiestas, los salmos se toman del Oficio correspondiente, para una de las horas; si se rezan las otras horas, los salmos se toman de la salmodia complementaria.
De las tres horas, pongo Sexta, para rezarla mientras se hace la ofrenda de flores.
Sexta
HIMNO
Te está cantando el martillo,
y rueda en tu honor la rueda.
Puede que la luz no pueda
librar del humo su brillo.
¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a mediodía,
Dios en la dura porfía
de estar sin pausa creando,
y verte necesitando
del hombre más cada día!
Quien diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde;
decid, si preguntan dónde,
que Dios está —sin mortaja—
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amén.
SALMODIA
Ant. Dijo la madre de Jesús: «Haced lo que él os diga.»
Salmo 122
EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
Dos ciegos... se pusieron a gritar: «Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David.» (Mt 20, 30)
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Salmo 123
NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
El Señor dijo a Pablo: «No temas,..., que yo estoy contigo.» (Hech 18, 9-10)
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
—que lo diga Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
en presa a sus dientes;
hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 124
EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO
La paz de Dios sobre Israel (Ga 6, 16).
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Ant. Dijo la madre de Jesús: «Haced lo que él os diga.»
LECTURA BREVE Za 9, 9a
Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén. Mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso.
V. Dichoso el seno de santa María Virgen.
R. Que llevó al Hijo del eterno Padre.
Oración
Señor Dios todopoderoso, haz que, por la intercesión de santa María, Nuestra Señora del Milagro, nosotros, tus hijos, gocemos de plena salud de alma y cuerpo, vivamos alegres en medio de las dificultades del mundo y alcancemos la felicidad de tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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