16 DE JULIO
Nuestra Señora del Carmen
Solemnidad
El Monte Carmelo, cuya hermosura ensalza la Biblia, ha sido siempre un monte sagrado. El profeta Elías lo convirtió en el refugio de la fidelidad al Dios único y lugar de encuentro con el Señor. En tiempo de las Cruzadas, ermitaños cristianos inspirados por la vida y espíritu del profeta, se acogieron en las grutas de aquel monte reuniéndose en torno a una iglesia que dedicaron a la Virgen María, tomándola como patrona de su grupo. Llegados de Oriente a Europa en el siglo XIII, extendieron la devoción a María bajo la advocación del Carmen; advocación enriquecida con el don del Escapulario, que es para los que lo visten signo de protección, estímulo de imitación y promesa de salvación. Por eso le pedimos hoy al Señor que nos haga llegar, gracias a la intercesión de la Virgen María, hasta Cristo, monte de salvación.
ANTÍFONA DE ENTRADA Is 35, 2
Tiene María la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarón.
Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios.
ORACIÓN COLECTA
Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María, Madre y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina.
PRIMERA LECTURA
Elías oró y el cielo dio su lluvia
Lectura del primer libro de los Reyes 18, 41-46
En aquellos días, Elías dijo a Ajab:
—«Vete a comer y beber, que ya se oye el ruido de la lluvia».
Ajab fue a comer y beber, mientras Elías subía a la cima del Carmelo; allí se encorvó hacia tierra, con el rostro en las rodillas, y ordenó a su criado:
—«Sube a otear el mar».
El criado subió, miró y dijo:
—«No se ve nada».
Elías ordenó:
—«Vuelve otra vez».
El criado volvió siete veces, y a la séptima dijo:
—«Sube del mar una nubecilla como la palma de una mano».
Entonces Elías mandó:
—«Vete a decirle a Ajab que enganche el carro y se vaya, no le coja la lluvia».
En un instante se oscureció el cielo con nubes empujadas por el viento y empezó a llover. Ajab montó en el carro y marchó a Yizreel. Y Elías, con la fuerza del Señor, se ciñó y fue delante de Ajab, corriendo hasta la entrada de Yizreel.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL Sal 14, 1. 2-3. 4
V. Atráenos, Virgen María, caminaremos en pos de ti.
R. Atráenos, Virgen María, caminaremos en pos de ti.
V. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
R. Atráenos, Virgen María, caminaremos en pos de ti.
V. El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
R. Atráenos, Virgen María, caminaremos en pos de ti.
V. El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.
R. Atráenos, Virgen María, caminaremos en pos de ti.
SEGUNDA LECTURA
Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 4-7
Cuando se cumplió el tiempo envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción. Como son hijos, Dios envió a sus corazones al Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abba! ¡Padre!. Así que ya no eres esclavo, sino Hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios
ALELUYA Lc 11,28
Aleluya, aleluya.
Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen.
Aleluya.
EVANGELIO
Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre
Lectura del santo Evangelio según San Juan 19, 25-27
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: —«Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego dijo al discípulo:
—«Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Palabra del Señor
Se dice «el Credo»
ORACIÓN DE LOS FIELES
Invoquemos a Dios nuestro Padre en esta solemnidad de la Virgen María del Monte Carmelo, para que por su intercesión, derrame sus gracias sobre toda la humanidad.
—Por la santa Iglesia de Dios que en María contempla su Madre y su modelo, para que aprenda a escuchar la Palabra y a proclamarla a toda la humanidad, roguemos al Señor.
—Por todos aquellos que invocan a María como Madre y Protectora, para que encuentren en ella refugio en las adversidades y estímulo en la vida cristiana, roguemos al Señor.
—Por las personas que llevan el santo Escapulario del Carmen, signo de consagración y de esperanza, para que aprendan a imitar las virtudes de la Virgen y reflejen en sus obras una vida evangélica, roguemos al Señor.
—Por quienes que invocan a María, la Virgen del Carmen, en los peligros de la tierra y del mar, para que por ella lleguen a Cristo, Salvador de la humanidad, roguemos al Señor.
—Por aquellas personas que duermen ya el sueño de la paz para que por intercesión de la Virgen María gocen de las alegrías del cielo, roguemos al Señor.
—Por toda nuestra asamblea, para que la participación en el misterio de Cristo, nacido de la Virgen María, nos ayude a ser en el mundo testigos del amor de Dios, roguemos al Señor.
Oración
Escucha, Padre Santo, la oración de tu Iglesia, y por la intercesión de la Santísima Virgen del Carmen, concédenos cuanto te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, estos dones sagrados al celebrar la protección de la Virgen del Carmen sobre tu Pueblo santo; que ellos nos hagan crecer, imitando su amor, en tu santo servicio, y nos unan íntimamente al misterio redentor. Por Jesucristo.
PREFACIO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Y alabar, bendecir y proclamar tu gloria
en la solemnidad de la Bienaventurada y siempre Virgen María.
Unida íntimamente al misterio de Cristo
no cesa de ser Madre de nuevos hijos en la Iglesia
y con su ejemplo los guía
a seguir el camino de la caridad perfecta.
Ella, con su afecto maternal
y el encanto de sus virtudes,
ha suscitado en la Iglesia a la Orden del Carmelo
y le ha dado en el Escapulario un signo de su protección.
Ella es el modelo de la vida consagrada al servicio de Cristo,
en la contemplación de la Palabra y en la entrega generosa a los hermanos.
Por este don inmenso de tu amor te damos gracias
y proclamamos tus grandezas cantando con los ángeles.
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Lc 2,19
María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, nos fortalezca el don inefable de tu amor, que hemos recibido en el sacramento del Cuerpo y Sangre de Cristo, tu Hijo, y haga de cuantos hemos consagrado nuestra vida al servicio de la Virgen María fieles imitadores de sus virtudes. Por Jesucristo.
BENDICIÓN FINAL
V. Dios, Padre de bondad,
llene de gozo vuestras vidas
al celebrar solemnemente la fiesta
de la Santísima Virgen María del Monte Carmelo.
R. Amén.
V. Que Él conceda a quienes llevan el Santo Escapulario del Carmen
la gracia de meditar y proclamar la Palabra
a imitación de la Virgen María.
R. Amén.
V. Que Él os haga sentir la protección materna de la Virgen María,
en la hora de la muerte para que, purificados del pecado,
gocéis eternamente de su compañía.
R. Amén.
V. Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros
y os acompañe siempre.
R. Amén.
(Misa propia de la Orden. Del Misal Carmelitano)
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