AGRES, Alicante, ESPAÑA

La provincia de Alicante es bastante conocida en todo el mundo por su litoral, Benidorm, Altea, Denia, San Juan, Alicante, o por sus palmeras, Elche, o por los moros y cristianos de Alcoy, y pocas cosas más. Sin embargo hay celebraciones, festejos y costumbres en poblaciones del interior que son de una raigambre y a la vez reciedumbre, devoción, amor, familiaridad, hospitalidad y una retahíla de virtudes grandes y significativas de la bondad de estos lugares y sus habitantes; uno de ellos es Agres.
Agres es una pequeña población de la Sierra de Mariola en el norte de la provincia de Alicante. El pueblo está descolgado a las faldas de Mariola desde el antiguo Convento de Franciscanos, donde se encuentra la bellísima talla de la Virgen de Agres. El pueblo de Agres tiene mucha historia, data desde tiempos de los íberos y está constatado en la época de los Romanos; Agres, de agrum, campo, es la muestra. Allí pasaba los terribles veranos de agosto el comandante romano del puesto de Cocentaina, para aliviar sus calores con las deliciosas plantas de mariola y las aguas de sus innumerables y ricas fuentes.
Agres es importante por muchas más razones, pero es significativa especialmente por su Virgen. No tiene más nombre que el del pueblo, es la "Mare de Déu d' Agres", así para los propios es su Madre de Dios, que es como decir, su madre, la Virgen de Agres. Un pastorcillo la encontró y anualmente el 7 de septiembre, víspera de la Natividad de la Virgen, celebran este encuentro. El pueblo se emociona y sus habitantes lloran lágrimas que se derraman hasta sus pies, porque tienen clavada la Virgen en lo más profundo de su corazón y de su alma.
Presento dos pequeños momentos de este emocionante encuentro entre la Madre celestial y sus hijos de Agres, los que la quieren de verdad; un querer que se contagia a todos los visitantes, doy fe de ello.
El próximo año programa un viaje a Agres, hay una pensión pernoctar y para comer deliciosamente. No te arrepentirás, y regresarás.
Hay que estar en la plaza de la Iglesia a las 8.30 de la mañana para ver la escena del pastoret y la Madre de Dios. A continuación, hacia las 9.30 se celebra una Misa solemne a los pies del convento, al aire libre, teniendo como retablo el aroma de Mariola, el que desprenden sus rocas y sus centenares plantas que se yergen adornando la talla de la Virgen; como techumbre el cielo con la escasa sombra de los árboles que alivian los temores del sol ardiente; y como asiento una silla que generosamente ofrecen a todos para poder escuchar las palabras de alabanza que el Obispo suele decir en estas circunstancias ponderando las glorias de María y las bondades de Agres y sus pobladores. El emotivo traslado bajando la imagen de la Virgen desde su camarín a la Parroquia es inolvidable por su carga emotiva.
Por la tarde una solemne procesión cierra el día de las fiestas, pues al día siguiente los hijos del pueblo de Agres trasladan a su Madre bendita al convento, allí irán a visitarla, para pedirle por sus muchas necesidades, las madres por sus hijos y esposos, los esposos por los afanes de sus trabajos, los hijos por su incierto futuro, los enfermos para pedir ayuda en sus enfermedades y dolores y los sanos por la curación de los enfermos, los niños por sus juguetes e ilusiones y los ancianos para que les acompañe en su soledad. Ella escucha a todos y va dispensando a cada uno la gracia de Dios, según cada uno va necesitando. Todos quedan siempre satisfechos y por eso cada año se emocionan al celebrar sus fiestas. Veamos.